‘No’ a la energía: la vida más allá de la electricidad

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Ka'apor
Ka'apor jugando en la hoguera por la noche en la Amazonia brasileña (Foto: WRM)

Ya sea en las islas de Siberut y Roté, en el archipiélago de Indonesia, o en la aldea indígena Ka'apor, en la Amazonía brasileña, las personas con las que conversamos, cuyos testimonios se presentan a continuación, tienen algo en común: decidieron vivir sin electricidad. Tienen la convicción de que la energía eléctrica no es parte de su cultura. A pesar de estar separadas por océanos, tienen algo más en común: sus territorios sufren constantes ataques y amenazas de invasión y destrucción. Vale la pena subrayar que estos ataques suelen ser perpetrados por la sociedad capitalista dominante, la misma que intenta proporcionarles la electricidad. Pero las conversaciones que mantuvimos no se centran en este conflicto. El objetivo era entender mejor las cosmovisiones y el mundo de quienes demuestran que la electricidad no es un recurso esencial para la vida humana. De hecho, para ellos, lo esencial es prescindir de ella. Esta cuestión está inevitablemente relacionada con el ciclo del día: el día soleado y la noche en completa oscuridad.

El Archipiélago de Indonesia: relatos de las Islas de Roté y Siberut

A continuación compartimos fragmentos de conversaciones con habitantes de las islas del Archipiélago de Indonesia. En la conversación participaron dos personas: Lidia Sagulu y Loudya Messakh Lenggu. Cada una compartió historias sobre cómo es la vida por fuera del “urbanismo industrial”, el estilo de vida que predomina en la ciudad. Los relatos que compartieron son comunes para las personas que viven en las islas, especialmente aquellas que habitan las numerosas islas pequeñas de la región. Aunque los avances de los programas de electrificación o la disponibilidad de generadores de queroseno o gasolina también llegaron a algunas de esas islas, la vida sin electricidad no es algo del pasado para muchas mujeres y hombres de las islas, incluido el grupo de islas de Mentawai y en Roté.

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Lidia Sagulu, Loudya Messakh Lenggu e Itahu Ka'apor (Fotos: Heronimus Tatebburuk,  Matheos Messakh e WRM)
Lidia Sagulu, Loudya Messakh Lenggu e Itahu Ka'apor (Fotos: Heronimus Tatebburuk, Matheos Messakh e WRM)

Lidia Sagulu: Luz y oscuridad en los ritmos diurnos de la isla

Lidia Sagulu (61) vive modestamente con su familia en la zona rural de la Isla de Siberut en la costa occidental de Sumatra, la mayor de las cuatro islas grandes del grupo de 99 islas de Mentawai. Su apellido, Sagulu, hace referencia a la tribu Sagulu, una tribu destacada de la isla, a la que ella pertenece.

Siberut se encuentra en la zona climática de bosque tropical húmedo y cálido que recibe 4000 mm de precipitaciones anuales. La fuerza vital de la isla es la intrincada red de ríos que se entrelazan con el denso bosque que se extiende por todo el lado occidental, así como las palmeras de sagú, los bosques de nipah y los manglares.

Hendro Sangkoyo: Meinan (tía) Lidia, nos conocimos hace unos años justo después del atardecer, cerca del atracadero. Me sostenías en brazos junto con tu paluga (remo) en casa, y con una sonrisa inocente y ojos llenos de brillo me dejaste allí de pie, mientras arrastrabas con calma tu abak (canoa) hacia las aguas abiertas. La única palabra que dijiste fue “cari udang” (pescar camarones). ¿Me podrías decir qué significan la noche y la oscuridad para ti?

Lidia Sagulu: Sí. Es habitual que las mujeres salgamos en canoa por la noche. El agua es fundamentalmente un lugar de las mujeres. De hecho, lo hago desde que era niña. Para mí, no tiene nada de extraño. Cuando hacemos sagú (cortar el tronco del sagú, preparar los cortes y hacerlos flotar como una balsa en el agua) a veces nos quedamos toda la noche o más en el río. También capturamos cangrejos en los manglares por la noche. Durante el día hacemos muchas cosas diferentes. Y por la noche hacemos muchas otras más.

HS: Sin duda tienes muy buena vista para poder navegar en la oscuridad a tu edad. ¿Te sientes cómoda en la noche, o es porque estás acostumbrada a la incomodidad de trabajar por la noche sin buena luz?

LS: No tengo problema (con la oscuridad). No le tengo miedo. No le tengo miedo a nada en la oscuridad.

HS: También me llamó la atención venir a tu casa por primera vez al anochecer. No tienes conectada tu casa a la red de electricidad, aunque no sería demasiado difícil hacerlo. Definitivamente no es un tema de si es asequible o no. La electricidad también llegó al kampong. ¿Podrías decirnos por qué?

LS: Desde que era mucho más joven nos sentimos bien con lo que tenemos. La noche es cuando hay oscuridad. Al igual que por la mañana tenemos la luz del sol. No es algo que nos pase sólo a nosotras/os. Es algo común.

HS: Por supuesto necesitas en todo caso algún tipo de iluminación durante la noche, ya sea en casa o cuando estás afuera. ¿Qué tipo de luz usas?

LS: La más modesta se llama bubukèt. Es una rama de árbol o trozo de madera seca. Puedes encontrarla en cualquier lado por aquí. Con un bubukèt encendido podemos caminar por la noche o navegar en canoa fácilmente. A veces usamos un surak, la parte exterior del coco con la cáscara intacta, envuelta en cuerda y prendida fuego. El aceite de coco que hacemos en casa también sirve para antorchas. Le llamamos pakalé. En realidad, la lista es más larga.

(Nota: la conversación con meinan Lidia Sagulu fue facilitada por su hijo, Heronimus Tatebburuk. Le agradecemos su apoyo).

Loudya Messakh Lenggu, oma (abuela en malayo antiguo): sobre el Kusambi, Nitas y el queroseno

Lodya Messakh Lenggu (77) es licenciada y es la hija del jefe de la nusak (entidad territorial) de Landu. Durante su infancia solía ir y venir en ferry entre la Isla de Roté y la ciudad de Kupang en la punta noroccidental de la Isla de Timor, que alberga una numerosa población de la diáspora de Roté.

La isla de Roté comparte la condición climática de sabana tropical con el resto de las Islas Menores de la Sonda. De todas maneras hay 19.000 hectáreas, o alrededor del 16 por ciento de la superficie de Roté, que están cubiertas con bosques, incluidas 1900 hectáreas de bosques de mangle. El kosambi (Schleichera oleosa) y el nitas (Sterculia foetida L.), dos especies importantes de árboles de la isla, además de la palma de azúcar lontar, han sido la principal fuente de energía y tienen diversos otros usos.

HS: Oma, ¿podrías decirme cómo se usa el nitas o el kosambi en la familia?

Loudya Messakh Lenggu: Usamos lo que se llama bandu, que básicamente es una lámpara. Una parte del bandu es un recipiente de lata con agujeros en la parte superior para colocar sostener los palitos encendidos. (Nota: en otra conversación con Petson Hangge, un anciano de Roté, nos contó que la gente usa todo tipo de bandu caseros en sus hogares). Usamos tanto el kosambi como el nitas. En el caso del kosambi, pelamos las vainas de las semillas y molemos las semillas hasta convertirlas en un polvo grueso. Luego untamos el polvo grasoso en algodón hilado o en una bolsa usada de arroz y lo enrollamos en un palo de madera. Es más fácil hacerlo con nitas. No tenemos que moler las semillas. Simplemente clavamos las semillas en pinchos de madera y las encendemos.

HS: ¿Sólo lo usan en sus casas o también usan el bandu cuando tienen una reunión, por ejemplo?

LML: Lo usamos en nuestras casas. Cuando vienen invitadas/os de honor, encendemos más bandus. Sólo si se hace una reunión grande a veces la gente usa también lo que llamamos “petromax”, a base de queroseno. El bandu es mejor que las lámparas de queroseno porque no produce hollín. Cuando usas una lámpara de queroseno, por la mañana te despiertas con la nariz llena de hollín. Con el kosambi y el nitas no tenemos ese problema.

HS: Resulta que el bandu es algo “cultural”. Antes creía que usar el bandu como fuente de iluminación era cosa de gente de menor condición socioeconómica o solamente personas mayores. Que la gente sólo usaba este tipo de lámparas cuando estaban en una mala situación económica.

LML: No, no es así. Oyang (su padre, que era el “Rajah”/jefe de la nusak de Landu) lo usaba todo el tiempo. Cuando me enviaron a la escuela en Kupang, él me mandaba periódicamente una lata grande de semillas de kosambi.

(Nota: la conversación con oma Loudya Messakh Lenggu fue facilitada por su hijo, Matheos Messakh. Le agradecemos).

En la Amazonía brasileña: una historia del Territorio Indígena Alto Turiaçu

La siguiente conversación fue sostenida con Itahu, líder indígena del pueblo Ka’apor y guerrero de la organización ancestral Tuxã Ta Pame, en el Territorio Indígena Alto Turiaçu.

El trabajo de esta organización ha sido clave para proteger este vasto territorio de 531.000 hectáreas de selva. La guardia de autodefensa Tuxã Ta Pame se encarga de expulsar a madereros y mineros ilegales que invaden su territorio. Gracias a su labor, esta zona se mantiene como el último bastión de selva amazónica en la región.

Dentro del territorio hay bosques frondosos, mientras que afuera hay una devastación absoluta. Esto pone de manifiesto la importancia del papel del pueblo del que Itahu forma parte en la defensa de la selva y de su cultura. Pero la devastación de la selva no es la única amenaza que sufre la cultura Ka'apor. A continuación, Itahu nos cuenta cómo la electricidad podría erosionar su cultura y por qué decidieron rechazarla.

Itahu Ka’apor: ‘Lo que pasa por nuestro tamiz es lo que consideramos bueno’

WRM: ¿Qué importancia tiene para el pueblo Ka'apor no tener luz por la noche?

Itahu Ka’apor: Les explico la cuestión del territorio por la noche. Necesitamos la oscuridad y también la necesitan los animales, porque se mueven por la noche. No hace falta tener claridad, no hace falta tener luz, en absoluto no nos hace falta.

Así que la oscuridad es muy importante para nosotros y también para los seres encantados, para la conexión con el mundo espiritual, como es el caso de los pajés (chamanes). Ellos cantan e invocan al mundo espiritual para sanar, y eso requiere oscuridad, no luz. Para nosotros, la noche es tiempo de descanso, sin interferencias de luces ni ruidos. De ahí la importancia de la oscuridad para el pueblo Ka’apor.

WRM: ¿Esta es la razón por la que el pueblo Ka'apor de Tuxa Ta Pame decidió rechazar la electricidad?

IK: La energía eléctrica tiene un gran impacto y perjudica mucho la vida de las personas. Porque la vida del pueblo indígena Ka'apor no está adaptada a la energía eléctrica, no es parte de nuestras costumbres. Ya que no es una costumbre nuestra, la energía eléctrica no es parte de nuestra vida. La energía puede traer muchos problemas a la comunidad. La electricidad es como el dinero, no sabemos usarla, no es parte de nuestra cultura.

WRM: ¿Qué impactos tiene la energía eléctrica en la cultura del pueblo Ka’apor?

IK: Sabemos que la energía eléctrica trae problemas, porque ya hemos pasado por esa experiencia. Viví en la aldea Ka'apor de Ximborenda, donde hay energía eléctrica desde hace más de 10 años. Yo nací y crecí allí. Me fui de allí hace más de dos años porque la electricidad causó muchos daños a la comunidad: demasiada luz, demasiado ruido, demasiado alcoholismo, nos trajo muchos problemas. Así que no es algo bueno para la comunidad.

WRM: Muchos pueblos indígenas de Brasil se ven afectados por la construcción de centrales hidroeléctricas promovidas como ‘energía limpia’. El pueblo Ka'apor ha sido muy activo en la lucha contra la construcción de la central hidroeléctrica de Belo Monte, en el estado de Pará, debido a los impactos que este proyecto provocaría en varios territorios. ¿Los impactos causados por la producción de energía también influyeron en la decisión de rechazar la energía eléctrica?

IK: Esto es lo que pensamos: no necesitamos energía eléctrica. La energía eléctrica y sus proyectos traen muchos problemas a los territorios, por lo que no queremos este tipo de energía eléctrica. Las hidroeléctricas afectan a los territorios, a los pueblos ribereños, quilombolas e indígenas. Nos movilizamos para detener a la empresa y la central hidroeléctrica de Belo Monte, pero, aun así, el gobierno siguió adelante con ese proyecto. En realidad, es energía sucia. Para nosotros, la energía limpia es aquella que no causa impacto.

WRM: Una vez dijiste que tamizaban la cultura de los blancos y solo quedaba lo que servía para fortalecer al pueblo Ka’apor. ¿Algún tipo de energía pasó por ese tamiz?

IK: Usamos un poco de energía solar, tenemos un panel solar. Usamos la energía solar para cargar el celular y conectarnos brevemente. Pero no lo usamos mucho, solo lo encendemos unas pocas horas al día. Lo usamos para comunicarnos, para estar al tanto de las noticias, para transmitir información sobre el territorio. Tenemos que filtrar lo bueno y lo malo de la cultura de los blancos. Lo que pasa por nuestro tamiz es lo que consideramos bueno. En ese sentido, usamos el celular, pero con mucho cuidado, porque donde yo vivía antes, la energía y el celular lo dominaban todo. No hay acuerdo de convivencia, no hay nada más allí. Por eso vine a otra aldea que no tiene energía.

Conversaciones llevadas a cabo por el secretariado del equipo del WRM en Brasil y por Hendro Sangkoyo en Indonesia.