Artículos del boletín

El mundo está atrapado en una grave crisis climática, como resultado del drástico aumento en la atmósfera de gases de origen antrópico (es decir, causados por los seres humanos) que han provocado un peligroso incremento de la temperatura mundial, lo que se denomina calentamiento global. Sin embargo, si bien se trata de un proceso global, sus causas no han sido tan “globales”. Ni todos los seres humanos tienen la culpa por este estado de cosas ni los que históricamente más han contribuido al problema – países industrializados del norte – asumen su responsabilidad.
Por Belmond Tchoumba El presente informe es el resultado de las investigaciones realizadas por el WRM en torno al proyecto piloto REDD que está siendo ejecutado por Conservation International y Walt Disney en la República Democrática del Congo, provincia de Kivu del Norte, en las llamadas reservas comunitarias de Tayna y Kisimba-Ikobo.
En 1999, unos años antes del lanzamiento del mecanismo REDD, ya había comenzado uno de los primeros proyectos de carbono en áreas forestales en el mundo. Se trata de un proyecto conjunto de la ONG brasileña SPVS (Sociedade de Pesquisa em Vida Selvagem e Educação Ambiental) y de la ONG norteamericana TNC (The Nature Conservancy). El proyecto se lleva a cabo en el litoral del estado de Paraná, en la región Sur de Brasil, más específicamente en las localidades de Antonina y Guaraqueçaba.
En la República Democrática del Congo (RDC), Conservación Internacional (CI) promueve un proyecto piloto REDD (Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques), financiado por la empresa de entretenimientos Walt Disney. El proyecto se desarrolla en las reservas naturales de Tayna y Kisimba-Ikobo. Se trata de uno de los primeros proyectos en la región.
Los manglares de todo el mundo sufren un proceso de destrucción muy grande, muchas veces a causa de la acción de empresas camaroneras, pero también por otras actividades predatorias como la explotación de petróleo.
Los manglares son ecosistemas únicos, que albergan una increíble biodiversidad: aves migratorias, animales marinos y reptiles, además de las especies vegetales asociadas. Funcionan como un sistema natural de tratamiento del agua; por ser lugares de desove, proveen a las comunidades locales varios recursos de los que, directa o indirectamente, dependen para su alimentación e ingresos. Los manglares intactos forman una barrera natural contra inundaciones, tormentas y otros desastres naturales como tsunamis y huracanes, protegiendo la costa contra la erosión.
La capacidad de almacenamiento de carbono de los manglares y varios otros ecosistemas costeros, como las marismas de agua salada, las praderas marinas, los bosques de algas y los humedales, ha pasado a ser noticia.
El manglar es un ecosistema vital pero frágil, que depende de los demás ecosistemas cercanos: el río y las marismas. A su vez, la salud del mar y de los arrecifes de coral depende de un manglar en buen estado. Todo está conectado.
La región de Brasil, y quizás del mundo, donde el monocultivo de eucalipto y la producción de celulosa se expanden de forma más rápida se encuentra en el estado de Mato Grosso do Sul, específicamente en la micro-región de Três Lagoas.
El afán de la industria forestal por incrementar sus ganancias ha llevado a una homogeneización creciente de los cultivos de árboles destinados a la producción de madera y celulosa.
Wikipedia – la enciclopedia libre construida en forma colectiva – es cada vez más una referencia, incluso en el campo académico. Podemos dar allí nuestra opinión y combatir cada ocasión en que un monocultivo de árboles sea llamado bosque. Pero también podemos influir en otros foros, como programas de radio y televisión, libros educativos, boletines de información, revistas y demás. ¡Incluso en conversaciones informales! Siempre que sea posible. ¡Basta con estar alertas! Los invitamos y exhortamos a cambiar la situación. ¡Que quede claro que las plantaciones no son bosques!
El afán de la industria forestal por incrementar sus ganancias ha llevado a una homogeneización creciente de los cultivos de árboles destinados a la producción de madera y celulosa.