Artículos del boletín

El madereo ilegal ha sido probablemente el asunto más discutido del sector forestal en la esfera internacional de estos tiempos y ha concitado una creciente atención en los últimos diez años. Los gobiernos, las industrias de la madera, las instituciones financieras internacionales y las ONG parecen estar de acuerdo en que es uno de los temas más importantes que es necesario abordar. También se ha discutido en algunas reuniones de alto nivel.
Las ONG europeas estiman que más del 50% de todas las importaciones de madera tropical de la Unión Europea provienen de fuentes ilegales; lo mismo ocurre con más del 20% de todas las importaciones procedentes de bosques boreales. Además en muchos países europeos, especialmente en los del Báltico y Europa del Este, el 50% de todo el madereo, según se estima, es ilegal. Puesto que la UE no tiene mecanismos para controlar las importaciones de madera, cada año “blanquea” grandes volúmenes de madera provenientes de fuentes ilegales.
Los bosques proveen de sustento a cientos de millones de personas en todo el mundo, particularmente en las zonas tropicales. Cualquiera sea la actividad que implique la deforestación o degradación del bosque, tendrá un impacto directo sobre los medios de subsistencia y sobre la salud de esas personas.
El bosque es cuna de diversidad, que es decir origen de vida. Cuando el bosque está sano, de él brota el agua, allí el aire se torna más puro y perfumado, de sus múltiples recursos es posible obtener abrigo, nos regala alimentos, el arte se expresa en la miríada de colores y matices que se despliegan y ocultan cíclicamente, y en medio de toda esa belleza y prodigalidad es posible sentir de alguna manera el amor que la naturaleza comparte con todos sus seres.
Entre 1994 y 2004 la superficie de tierras convertidas de bosques nativos y granjas a monocultivos forestales casi se ha cuadruplicado y asciende hoy a 207.000 hectáreas. La mayoría de las granjas reconvertidas eran orgánicas o utilizaban relativamente pocos productos químicos en comparación con los monocultivos forestales sumamente dependientes de productos químicos que las reemplazaron.
La anexión del territorio Mapuche al estado chileno y la imposición de su sistema jurídico sobre todos los pueblos originarios que coexisten en el país, marca un cambio profundo en los modos de vida del pueblo Mapuche. Entre 1881 y 1907, despojada de su territorio, su autonomía y los bienes generados como sociedad agropecuaria, la población Mapuche fue víctima del hambre y de enfermedades que cobraron alrededor de veinte mil víctimas.
Aunque prácticamente no se los ha estudiado, los riesgos para la salud humana asociados con las plantaciones de árboles transgénicos son importantes y legitiman aun más el reclamo de una prohibición mundial de árboles producto de la ingeniería genética.
Una vez más, los bosques de Indonesia están ardiendo. El humo de los incendios en Sumatra ha causado las peores condiciones de niebla en Malasia desde 1997. Una niebla de humo insalubre, mezcla de polvo, ceniza, dióxido de azufre y dióxido de carbono, ha cubierto Kuala Lumpur, la principal ciudad malaya, y otras 32 poblaciones. Las escuelas fueron cerradas y los hospitales se han visto desbordados de pacientes quejándose de malestares respiratorios.
En un intento por construir o recrear una visión holística de la salud en tanto situación de equilibrio de la cual pueda fluir la alegría de vivir, quizás sea oportuno reflexionar sobre formas de vivir diferentes, muy diferentes de la supuestamente avanzada vida occidental moderna: por ejemplo, la de la sociedad cazadora-recolectora.
“Se nos mostró que nuestra vida existe con la vida arbórea, que nuestro bienestar depende del bienestar de la vida vegetal...” es lo que leo una y otra vez en el “Mensaje al Mundo Occidental” enviado por la Confederación de las Seis Naciones Iroquesas, al noroeste del continente norteamericano, a las Naciones Unidas, 1977.
Al igual que muchos otros Pueblos Indígenas, los Katu de Laos dependen de los bosques para su sustento. Los Katu de Laos viven en las montañas cubiertas de densos bosques de la cadena de Annamite, cerca de la frontera con Vietnam; practican la agricultura itinerante y obtienen de la caza y la recolección en el bosque gran parte de sus alimentos, fibras, medicinas y materiales de construcción. Es decir, obtenían hasta hace poco.
Del 17 al 23 de julio, en Cuenca, Ecuador, más de 1.300 participantes provenientes de 80 países de los cinco continentes se reunieron bajo la consigna “Las voces de la tierra nos convocan” para analizar los problemas de salud globales y trazar estrategias de promoción de salud para tod@s. La declaración final del evento identifica como causa principal del deterioro de las condiciones de salud de la mayoría de la población mundial a las políticas neoliberales que transfieren riqueza del Sur al Norte, de pobres a ricos y del sector público al privado.