Semillas de esperanza
“¿Cuáles son las soluciones a la destrucción de los bosques?” “¿Qué alternativas propones?” Preguntas como estas son las que se suelen plantear para anular posibles debates que conduzcan hacia soluciones reales a la deforestación y el caos climático. Sin embargo, los caminos a hacia esas soluciones tendrían que comenzar por poner fin a la embestida contra los pueblos de los bosques y sus formas de vida, y por aprender sobre sus relaciones con sus territorios. Esas comunidades han vivido en y con los bosques y los han protegido por generaciones.
El pueblo indígena Karen de Bang Kloi regresó a sus bosques ancestrales de Kaeng Krachan, después de años de despojo por la creación del Parque Nacional Kaeng Krachan. Las comunidades Karen de todo el país se movilizan en solidaridad.
La mayoría de gobiernos, ONG y corporaciones promueven aumentar las Áreas Protegidas y bajo conservación alrededor del mundo. Pero, ¿qué significa conservación? Marlon Santi, del pueblo Kichwa de Sarayaku, lo explica desde la visión de los pueblos amazónicos del Ecuador.
La economía feminista nos lleva a reflexionar sobre la actualización de los mecanismos de control, sin dejar de afirmar la capacidad de resistencia y reconstrucción de los cuerpos en movimiento.
El plan de la industria de la conservación para duplicar el tamaño de las Áreas Protegidas es supuestamente la solución a la pérdida de biodiversidad, el cambio climático ¡y ahora incluso el COVID-19! Otra gran mentira de la conservación.
Al declarar la región de Chure como Área Protegida, los derechos de miles de Grupos de Bosques Comunitarios se vieron perjudicados. Siguen resistiendo a pesar de la violencia y del proyecto del Fondo Verde para el Clima, que aumentará las existentes tensiones.
Ribereños Batwa, exasperados por la pobreza generada por su desalojo para establecer el Parque Nacional de Kahuzi Biega, decidieron regresar a sus bosques ancestrales. Desde entonces se enfrentan con los "eco guardias", lo que en ocasiones resulta fatal.
Las interdependencias entre y dentro de las comunidades del bosque con sus espacios vitales y sus prácticas revelan sus formas de conservación. Y en estas interdependencias están las historias de las mujeres.
Los indígenas Ngäbe-Buglé soportaron criminalización, masacre y brutal represión para defender su territorio. Lograron que el gobierno de Panamá prohibiera la minería y las hidroeléctricas en su comarca. Sin embargo, otra embestida llegó desde las ONGs conservacionistas.
Una voz desde Tanzania: la promoción de plantaciones de monocultivos para leña es un argumento falso
Empresas de plantaciones afirman que las poblaciones locales destruyen los bosques, particularmente donde estas dependen de la leña y/o el carbón. Por tanto argumentan que las plantaciones pueden proporcionarles esta madera de manera “sostenible”. Pero esto no es verdad.
La lucha de las mujeres por el reconocimiento pleno y digno sobre sus vidas y territorios comienza con no permitir el avance del modelo extractivista. Pero necesita, asimismo, que las mujeres puedan además tomar decisiones para fortalecer el control político colectivo.
Una visión feminista sobre los Bienes Comunes revela que la acumulación se opone a los principios básicos de compartir y sustentar: para recibir la abundancia de la naturaleza hay que asegurar que las necesidades (y no los deseos o la codicia) definan la extracción.
La Red de Organizaciones de mujeres de Tirúa, en el centro sur de Chile, está desplegando estrategias para que prevalezca la vida en un territorio que se ve fragilizado por la masiva invasión de plantaciones de árboles, que siguen siendo fomentadas por las políticas de estado.