El negocio del carbono, la tierra y los árboles

Este artículo es parte del boletín especial "Plantaciones de árboles para el mercado de carbono: más injusticias para las comunidades y sus territorios"
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El caos climático requiere que las empresas dejen de extraer y utilizar petróleo y otros combustibles fósiles. Por supuesto, esto sacudiría los cimientos de una economía global basada en energía barata generada mediante la combustión de carbón, gas y petróleo, y al mismo tiempo, amenazaría las ganancias de algunas de las empresas más ricas del planeta.

Para retrasar lo inevitable y disuadir a los gobiernos de aprobar leyes que exijan a las empresas reducir realmente sus emisiones de acuerdo con lo que es necesario para evitar un caos climático incontrolable, las empresas, junto con Estados Unidos y otros gobiernos, han ideado el mecanismo de la compensación de emisiones de carbono.

El comercio de compensaciones de emisiones de carbono ha crecido rápidamente tras la firma del Acuerdo de París en 2016 y ha sido motivo de escándalos y críticas generalizadas. Con una facturación de 2.400 millones de dólares en 2023,(1) el mercado voluntario de carbono se ha convertido en una prometedora oportunidad de ganancias para las empresas que participan en él. Por un lado, las gigantescas empresas que producen emisiones a partir de actividades basadas en combustibles fósiles pueden continuar e incluso ampliar sus negocios, alegando que sus emisiones están siendo compensadas. Se benefician de la afirmación de que comprar compensaciones de carbono las convierte en “carbono neutras”, dando a entender así que están haciendo su parte para enfrentar el cambio climático.(2)

Sin embargo, los contaminadores que compran compensaciones de carbono no son los únicos que se benefician de esta nueva oportunidad de negocios. Muchos otros “jugadores” –tales como empresas que se dedican al negocio del carbono, comerciantes, auditores, agencias calificadoras, consultoras de certificación y fondos de inversión– han descubierto que se puede ganar dinero rápidamente generando y comercializando créditos de carbono.

Cuanto más crece este mercado, más desvía y retrasa a los países industriales –los principales responsables del caos climático– en su deber de combatir las causas fundamentales del problema y tomar medidas tales como dejar los combustibles fósiles bajo tierra.

Compensación de emisiones de carbono y árboles, en pocas palabras

La lógica de compensar emisiones de carbono mediante proyectos que eviten la deforestación o mediante la plantación de árboles se basa en que los árboles absorben carbono de la atmósfera y lo almacenan en sus hojas, troncos y raíces. Por consiguiente, quien plante árboles y argumente que no los habría plantado de no ser por los ingresos que le ofrece el mercado de carbono, puede ganar dinero vendiendo créditos de carbono a empresas que afirman que no pueden reducir sus propias emisiones. El carbono adicional supuestamente almacenado al plantar más árboles anula –o “compensa”– el carbono fósil adicional. En un balance, el resultado del cálculo es cero (neto). Esta es la razón por la que varias empresas contaminantes se han comprometido públicamente con “cero emisiones netas” en lugar de comprometerse con “cero emisiones”: con el añadido del “netas” pueden seguir contaminando siempre que compren suficientes créditos de carbono.
 


¿Por qué las empresas tienen tanto interés en la compensación de emisiones de carbono?

El carbón mineral, el petróleo fósil y el gas están formados por una antigua biomasa que vivió hace millones de años. Cuando se queman estos combustibles fósiles, el carbono almacenado en esta biomasa fósil se libera a la atmósfera. Debido a que se ha añadido tanto carbono fósil a la atmósfera, el clima está cambiando rápidamente. La solución es dejar de emitir carbono fósil a la atmósfera, cerrando el grifo de los combustibles fósiles. Sin embargo, numerosas empresas verían caer drásticamente sus ganancias si dejaran de quemar combustibles fósiles. Por lo tanto, les resulta muy conveniente afirmar que otras iniciativas (como plantar árboles) pueden eliminar carbono de la atmósfera, haciendo así lugar para nuevas emisiones de carbono. Las empresas argumentan que no causan daño al clima, aún si siguen liberando carbono fósil a la atmósfera.



El concepto equivocado de compensar las emisiones de carbono plantando o conservando árboles tiene numerosas contradicciones. La más básica de ellas es el hecho de que su lógica ignora por completo las diferencias fundamentales entre el “carbono fósil” y el “carbono biótico”, que también se denominan ciclos lentos y rápidos del carbono (ver más sobre las diferencias en ¿Todos los tipos de carbono son iguales?). Además, la certificación de proyectos de compensación de emisiones de carbono –en particular proyectos de deforestación evitada y plantación de árboles– también es contradictoria e intrínsecamente incapaz de hacer lo que se propuso hacer.

Como resultado, los proyectos basados en árboles (como los de conservación de bosques) han generado millones de créditos “fantasmas”, es decir, créditos que no están respaldados por carbono adicional almacenado en los árboles. Más allá de la profusión de créditos fantasma, otros impactos recurrentes de estos proyectos incluyen el acaparamiento de tierras y otras formas de violencia contra las comunidades, que ocurren cuando se implementan dichos proyectos (aquí pueden acceder a Banco de evidencia sobre las falsas soluciones climáticas). Finalmente, la idea de compensar las emisiones de carbono hace invisibles todos los demás impactos de la extracción de carbono fósil.

Creación y comercialización de créditos de carbono

Los créditos de carbono son las unidades comercializables que conforman los mercados de carbono. En teoría, un crédito de carbono representa la reducción o eliminación de una tonelada de dióxido de carbono de la atmósfera. En otras palabras, un crédito de carbono funciona como un ticket o permiso para que su titular emita una tonelada de dióxido de carbono, de ahí el término ‘compensación’. Por lo tanto, cuando una empresa afirma tener “cero emisiones netas” o ser “carbono neutra”, generalmente es porque ha comprado tantos créditos de carbono como emisiones de carbono continúa produciendo.

Más que un producto físico o un commodity, un crédito de carbono se parece a instrumentos negociados en mercados financieros, como acciones, bonos y otros valores. Esto explica por qué los créditos de carbono no sólo son comprados por empresas e individuos que quieren compensar sus emisiones sino también por comerciantes y especuladores. Un crédito de carbono vale actualmente entre menos de uno y muchas docenas de dólares estadounidenses. En cualquier caso, una vez que se producen las emisiones a compensar, la ‘licencia para contaminar’ otorgada por el crédito de carbono termina y el crédito de carbono es eliminado del mercado –o ‘retirado’, para emplear la jerga del mercado de carbono.

Los créditos de carbono son generados por proyectos que aducen eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera o evitar nuevas emisiones de carbono. Para que un plan de este tipo cuente como proyecto de compensación y participe en los mercados de carbono, debe estar certificado como tal. Normalmente existen tres mecanismos diferentes en el marco de los cuales se pueden desarrollar estos proyectos para generar y vender créditos de carbono:

• Mecanismos establecidos por tratados internacionales (como el Mecanismo de Desarrollo Limpio de las Naciones Unidas –MDL- y el Acuerdo de París)
• Mecanismos desarrollados por gobiernos regionales, nacionales o subnacionales;
• Mecanismos privados ofrecidos por entidades tales como Verra, que crean y gestionan estándares independientes (y con un grado de regulación muy bajo) para la certificación de proyectos de créditos de carbono. En los últimos cinco años, este mecanismo ha representado la mayor parte del volumen de créditos de carbono emitidos.(3)

Una vez generados, los créditos de carbono se comercializan en dos tipos de mercados:

• Los llamados mercados “voluntarios”, en los que las empresas compran créditos con el fin de cumplir con compromisos de mitigación autoestablecidos, evitar la regulación, obtener financiamiento para la expansión de su producción con uso intensivo de combustibles fósiles y publicitar sus productos y servicios como ‘carbono neutros’. Los créditos de carbono negociados en los mercados voluntarios derivan, principalmente, de estándares privados de créditos de carbono.
• Los mercados regulados, creados por políticas públicas internacionales, nacionales o regionales que exigen a las empresas reducir o compensar sus emisiones. Un ejemplo de ello es el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS, por su sigla en inglés). También existe una fuerte presión para incluir la compensación de emisiones de carbono en el Acuerdo de París de la ONU. Cuando la gente habla del “Artículo 6” del Acuerdo de París, se refiere a las polémicas negociaciones acerca de hasta qué punto los países pueden utilizar compensaciones de carbono para lograr sus objetivos de reducción de emisiones en virtud del Acuerdo de París de la ONU.

¿Por qué la mayoría de los créditos de carbono son emitidos por proyectos basados en el uso de la  tierra?

Es posible presentar una amplia gama de actividades para generar créditos de carbono. Los ejemplos incluyen proyectos de energía eólica y solar, planes de gestión de residuos, distribución de cocinas ‘eficientes’ entre comunidades, captura industrial de carbono y tecnologías industriales mejoradas, por mencionar sólo algunos. Sin embargo, los proyectos que lideran la generación y venta de créditos de carbono se enmarcan entre los llamados ‘Silvicultura y Uso de la Tierra’, para utilizar la jerga del mercado de carbono.

Cantidad de créditos de carbono emitidos por categoría

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En la actual fiebre del carbono liderada por empresas que quieren ser consideradas carbono neutras, los proyectos de conservación de bosques y plantaciones de árboles tienen características que los hacen muy atractivos para los inversores. En comparación con otras categorías, generalmente requieren menores inversiones en relación con la cantidad de créditos que pueden generar. Además, es más fácil manipular el cálculo del volumen de créditos de carbono estos proyectos basados en el uso de la tierra  pueden generar: los promotores de proyectos pueden exagerar el ahorro de carbono y así aumentar los volúmenes de créditos que pueden vender. (Para más información sobre esta cuestión metodológica pueden consultar ¿Cuáles son los principales tipos de proyectos de plantación de árboles en el negocio del carbono?, en este boletín).

No es casualidad que los proyectos de conservación de bosques que venden créditos de carbono hayan atraído la atención de decenas de investigadores en los últimos años. Estos proyectos afirman reducir emisiones de carbono al evitar la deforestación. Sin embargo, estudios y artículos han revelado que ha habido fraude y exageración crónica de la reducción de la deforestación, es decir, del objetivo declarado de estos proyectos en el que se basa el cálculo de sus créditos de carbono.(4) Como consecuencia directa de estas investigaciones, la demanda de créditos “basados ​​en la naturaleza”(5) cayó drásticamente. La categoría de los proyectos de deforestación evitada, que en 2022 tenía la mayor participación en el mercado voluntario de carbono, se convirtió en la menos significativa en 2023, según el servicio de información de precios Quantum Commodities Intelligence (QCI).(6)

Dado que  Verra, el principal organismo normativo para este tipo de proyectos de compensación basados en la conservación de bosques, se vio obligado a suspender numerosos proyectos, también se produjo una disminución del lado de la oferta. La emisión de créditos de proyectos de deforestación evitada se redujo abruptamente en más de un 40 por ciento en el mismo período. En respuesta, los especuladores del mercado de carbono lanzaron una serie de iniciativas que denominan de ‘integridad’. La promesa de estas iniciativas es ofrecer créditos de “alta calidad” y así reparar el daño a la reputación causado por los numerosos casos de créditos fantasma. Sin embargo, estas iniciativas no resuelven los defectos inherentes a la compensación de emisiones de carbono.

Estos proyectos de conservación que aducen evitar la deforestación han estado en el centro de atención porque quedó claro que muchos se basan en historias inverosímiles de amenaza de deforestación, exagerando la reducción de emisiones como resultado de las actividades del proyecto. En la medida en que la crisis climática se acelera rápidamente, las discusiones internacionales sobre el clima comenzaron a centrarse más en proyectos que podrían eliminar el ‘exceso’ de carbono de la atmósfera en lugar de sencillamente reducir la liberación de más dióxido de carbono a la atmósfera. Por lo tanto, las ‘eliminaciones de carbono’ (en lugar de la reducción de emisiones de dióxido de carbono que se afirman en los proyectos de conservación o deforestación evitada) se están convirtiendo rápidamente en el tipo de crédito de carbono preferido.

Una categoría de proyecto que se beneficia de este nuevo interés en actividades que eliminan carbono de la atmósfera es la “forestación y reforestación”, en el que se incluyen los monocultivos de árboles. Tanto el número como el tamaño de estos proyectos de plantación de árboles han crecido significativamente en los últimos años, atrayendo nuevos tipos de inversores y revelando nuevas estrategias utilizadas para beneficiarse del lucrativo comercio de las compensaciones de emisiones de carbono.
 

(1) Global Market Insights, 2023.
(2) Teniendo en cuenta que las empresas han convertido esto en una práctica muy extendida de maquillaje verde, y en vista de los escándalos que salieron a la luz, la UE prohíbe los productos que se anuncian como “amigables con el ambiente”, “climáticamente neutros”, “eco” y otras etiquetas que carezca de pruebas, al tiempo que introduce la prohibición total del uso de sistemas de compensación de carbono para fundamentar las afirmaciones. The Guardian, 2024.
(3) Banco Mundial, 2022. State and Trends of Carbon Pricing 2022, p. 34.
(4) Entre los ejemplos figuran informes de The Guardian, 2023; Follow the Money, 2023; y Rainforest Foundation UK, 2023, pág. 34 y 38.
(5) En la jerga del mercado de carbono, los créditos ‘basados ​​en la naturaleza’ son aquellos generados por proyectos de deforestación evitada, forestación, reforestación, agricultura regenerativa, mejor gestión forestal, etc.
(6) Quantum Commodity Intelligence, 2024.

¿Cuáles son los principales tipos de proyectos de plantación de árboles en el negocio del carbono?

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Los proyectos de forestación y reforestación para compensación de carbono son diversos en su diseño. Varían en términos de sistemas de cultivo (especies plantadas y cómo se cultivan) y en cuanto a su ‘diseño social’ (quién es propietario de la tierra; quién trabaja en ella; quién tendrá los derechos sobre los créditos, etc.).

En cuanto a los sistemas de cultivo, los monocultivos de pinos representan actualmente el 50 por ciento del suministro de créditos de carbono de proyectos con especies de rápido crecimiento, seguidos por el eucalipto y el abeto chino, con alrededor del 20 por ciento cada uno. Según los datos del Estándar Verificado de Carbono (VCS) de Verra, se espera que la proporción de créditos de carbono generados por los monocultivos de pinos aumente considerablemente en los próximos 10 años, alcanzando alrededor del 75 por ciento del total, según QCI.

Quizás preocupados por la imagen negativa de los monocultivos industriales de árboles debido a los perjuicios ecológicos, sociales y económicos y los conflictos territoriales que causan, los promotores del mercado de carbono presentan un panorama diferente. Las plantaciones a menudo se describen como “bosques plantados” en las descripciones de los proyectos que ofrecen créditos de carbono, y las estadísticas ocultan los proyectos de plantaciones de monocultivos detrás de categorías de proyectos ‘multiespecies’.
 


¿PLANTACIONES DIVERSIFICADAS? CUIDADO CON LAS ESTADÍSTICAS ENGAÑOSAS

Es importante no sacar conclusiones engañosas de la limitada información disponible en los documentos de los proyectos. Los datos disponibles de QCI, por ejemplo, indican que más del 50 por ciento de la oferta de créditos de los proyectos de forestación y reforestación de Verra proviene actualmente de proyectos “multiespecies”. Esta información no sugiere monocultivos de árboles sino plantaciones diversificadas o proyectos de restauración con especies nativas. Sin embargo, la realidad es bastante diferente. Por ejemplo, uno de los proyectos de Suzano en Brasil, el “Proyecto de Carbono ARR Horizonte”(1), consta de más de 15.000 hectáreas de plantaciones, de las cuales un abrumador 93 por ciento es un desierto verde de una sola especie exótica: el eucalipto. Lo mismo ocurre con el “Proyecto Bukaleba” de Green Resources en Uganda, donde, según la información contenida en la descripción del proyecto, el 95 por ciento de la superficie plantada son monocultivos de pino y eucalipto. Sin embargo, como estos proyectos comprenden pequeñas áreas plantadas con especies autóctonas, el proyecto completo (y por lo tanto los créditos que genera) cae en la categoría de proyectos “multiespecies”.



En cuanto al ‘diseño social’, los proyectos varían en términos de las personas y organizaciones involucradas, la propiedad de la tierra, los derechos sobre los créditos de carbono generados y sobre los árboles mismos. En varios proyectos los proponentes llevan a cabo la plantación mediante mano de obra contratada en sus propias tierras privadas o en concesiones de tierras. En otros casos, buscan establecer contratos con pequeños agricultores, comunidades indígenas o tradicionales. Si este último es el caso, las comunidades suelen ser responsables de plantar los árboles, mientras que los derechos de vender los créditos de carbono permanecen enteramente o en gran medida en manos de las empresas que dirigen el proyecto de carbono. Aunque estos acuerdos también varían bastante en sus términos y reglas, muchas veces incluyen cláusulas ilegales o abusivas, y en ocasiones incluso son ficticias, como señalamos a continuación.

Así, la categoría de proyectos de forestación y reforestación para compensación de carbono abarca una amplia gama de sistemas de cultivo y acuerdos sociales: se incluyen las plantaciones industriales de árboles a gran escala por parte de empresas transnacionales; plantaciones de monocultivos por parte de empresas forestales a través de acuerdos con pequeños agricultores; plantaciones agroforestales a pequeña escala por parte de pequeños agricultores a través de contratos con empresas emergentes de carbono o empresas forestales reconocidas; proyectos de restauración de vegetación nativa; etcétera.

Debido a que la información que los estándares de carbono ponen a disposición es insuficiente, no es posible estimar y comparar con precisión la cantidad de tierra ocupada por los diferentes tipos de proyectos, tales como monocultivos versus plantaciones diversificadas/de restauración; plantaciones comerciales versus no comerciales; plantaciones privadas versus sistemas con pequeños agricultores, etc. Sin embargo, el análisis de una muestra centrada en proyectos que estiman una alta absorción de carbono permite identificar patrones de proyectos con características comunes que son clave:(2)

Monocultivos de árboles a gran escala para secuestro de carbono en tierras de propiedad privada;

Plantaciones de árboles en tierras de comunidades:
- Sistemas con pequeños agricultores en los que las empresas buscan firmar contratos con comunidades locales y pequeños productores para establecer monocultivos comerciales o plantaciones diversificadas en sus tierras;
- Arrendamientos a largo plazo de tierras comunitarias

Las siguientes secciones ilustran los tres tipos de proyectos descriptos anteriormente. Allí se releva que cualquier análisis consistente encontrará problemas tanto estructurales como circunstanciales que contrastan con las descripciones románticas que las empresas y los certificadores publican sobre sus proyectos. La información y los datos se obtuvieron principalmente de los documentos disponibles en estándares privados de carbono, particularmente VCS y Cercarbono, de Verra.

Monocultivos de árboles a gran escala para absorción de carbono en tierras de propiedad privada

Las plantaciones industriales de pinos y eucaliptos se encuentran entre los proyectos más comunes y de mayor tamaño para compensar las emisiones de carbono en la categoría forestación y reforestación. Particularmente en América del Sur, estos proyectos generalmente se llevan a cabo en tierras de propiedad privada o en asociación con grandes terratenientes.
 

  • PROYECTOS DE SUZANO, EN BRASIL

Un ejemplo es el proyecto más grande del mundo en términos de remoción anual estimada. Impulsado por Suzano, una de las mayores empresas de celulosa y papel del mundo, el proyecto consiste en plantar 38.708 hectáreas de una sola especie -eucalipto- en el estado de Mato Grosso do Sul, Brasil. Según la descripción del proyecto, los créditos de carbono serán resultado del cambio del uso de suelo, en zonas anteriormente de pastoreo, por plantaciones que se establecerán con “buenas prácticas forestales” certificadas por “programas sustentables”. Suzano también posee otro proyecto similar y ya registrado de 14.427 hectáreas de monocultivos de eucalipto en el mismo estado, para el cual la primera emisión de créditos se produjo en julio de 2023. El proyecto le permite a la empresa afirmar que está compensando sus emisiones y generar ingresos adicionales vendiendo créditos a entidades como el Standard Chartered Bank, con sede en el Reino Unido.

Las plantaciones industriales de árboles como las de los proyectos de Suzano tienen tantos problemas y pueden ser cuestionadas desde tantos ángulos que ayudan a exponer la fantasía de la compensación de carbono. En primer lugar, sería posible cuestionar la exageración en la estimación de la eliminación de carbono. En línea con otros créditos fantasma de proyectos en base al uso de la tierra expuestos en 2023,(3) la tasa de eliminación publicitada por Suzano en este proyecto de forestación (184,7 toneladas de CO2 por hectárea por año) es casi cinco veces mayor que lo que señalan las publicaciones científicas.(4)  Pero aún más grave es el hecho de que los auditores no cuestionaron la adicionalidad del proyecto (ver recuadro a continuación), que es una condición fundamental de cualquier proyecto de compensación de emisiones de carbono.
 


LA ADICIONALIDAD DE LOS PROYECTOS DE COMPENSACIÓN DE EMISIONES DE CARBONO

Ser adicional significa que un proyecto no se habría realizado si no fuera por la expectativa de obtener ingresos por la venta de créditos de carbono. En teoría, cualquier plantación que venda créditos de carbono sólo existe gracias a la oportunidad que presentan los mercados de carbono. En otras palabras, la plantación no se habría realizado por otros motivos como la producción de madera o celulosa, aunque una vez realizada también podría aprovecharse para esos fines.
El concepto de adicionalidad siempre se basa en un escenario base, que es una referencia de lo que presumiblemente hubiera sucedido en la zona si el proyecto no se hubiera llevado a cabo.



Dado que Suzano ha estado expandiendo agresivamente sus plantaciones para alimentar su nueva fábrica en construcción en el municipio de Ribas do Rio Pardo –el mismo lugar del proyecto–, el argumento de la empresa de que no hubiera establecido la plantación de eucaliptos si no fuera por el dinero que puede obtener vendiendo créditos de carbono es ridículo. El hecho de que Suzano tenga 1,4 millones de hectáreas de plantaciones de eucalipto en Brasil para abastecer sus 11 fábricas de celulosa (5) deja claro que el proyecto se llevaría a cabo de todos modos para alimentar la rentable producción de celulosa de la empresa, cuyo beneficio neto en 2023 fue de aproximadamente 2.800 millones de dólares.(6) No es casualidad que haya más empresas expandiendo sus plantaciones de eucalipto y construyendo plantas de celulosa en la región del proyecto de Suzano.

La imposibilidad de probar la adicionalidad no es exclusiva de Suzano sino que es compartida por cualquier compensación de carbono y, por tanto, por todas las plantaciones de monocultivos de árboles a gran escala promovidas como proyectos de carbono.
 

  • URUGUAY

En Uruguay, 12 de los 14 proyectos de forestación actuales que venden o se preparan para vender créditos de carbono en mercados voluntarios son propiedad de empresas con larga trayectoria en producción de madera, celulosa o biomasa para la producción de energía, lo que se describe explícitamente en los documentos de los proyectos como su objetivo principal. Vender créditos de carbono para sus propietarios es “la frutilla del postre”, una ganancia extra. Además, sin excepción, estos 12 proyectos utilizan el argumento un tanto simplista de que se establecerán en pastizales degradados, ignorando la altísima diversidad vegetal de los pastizales nativos de América del Sur (7) e ignorando la drástica reducción de la biodiversidad causada por los monocultivos, especialmente por la propagación involuntaria de varias especies de pinos. Esto no impidió que varios de estos proyectos en Uruguay obtuvieran el estándar CCB (Clima, Comunidad y Biodiversidad), que significa que supuestamente conservan la biodiversidad.

Un ejemplo es el proyecto de la empresa Guanaré SA, cuyas 21.200 hectáreas de monocultivos de pino y eucalipto producen madera y celulosa para exportar a Asia, mientras que los créditos de carbono se venden a transnacionales como Mitsui y Aldi.(8) on un período de crédito de 60 años desde su inicio en 2006, éste es el proyecto de forestación que más créditos de carbono ha emitido en el mundo, a pesar de ser “fundamentalmente no adicional”, es decir que “probablemente habría ocurrido independientemente de los mercados voluntarios de carbono”.(9)
 

  • COLOMBIA

Otros ejemplos incluyen el proyecto Bosques de la Primavera S.A., en Colombia, una empresa conjunta entre compañías forestales registradas bajo el mecanismo de certificación de Biocarbono. Éste ha sido el proyecto de forestación y reforestación de Biocarbono más productivo en términos de créditos generados, con casi 20.000 hectáreas de plantaciones industriales de especies exóticas (pino, eucalipto, acacia y teca) en la región de los Llanos. También en Colombia -y muy similares- se encuentran los cinco mayores proyectos de forestación y reforestación de la certificadora Cercarbono, dos de ellos establecidos por South Pole (la empresa que enfrentó críticas por seguir vendiendo créditos del proyecto Kariba REDD en Zimbabwe incluso después de saber que el supuesto ahorro de carbono era exagerado). En conjunto, los cinco proyectos suman más de 30.000 hectáreas de plantaciones industriales de árboles, especialmente pino y eucalipto.

El interés primordial por la ganancia se expresa con bastante claridad en los criterios adoptados por los desarrolladores del proyecto Bosques de La Primavera S.A., quienes hacen explícito que los dueños de las plantaciones compararán constantemente los ingresos netos de las ventas de la madera con los ingresos netos de dejar los árboles en pie y secuestrar carbono: “Seleccionarán la alternativa que produzca el mayor ingreso neto”.(10)


Además, la propia metodología utilizada por la mayoría de las iniciativas de plantaciones industriales de árboles para compensación de carbono presenta una serie de criterios altamente subjetivos que los proponentes y desarrolladores de proyectos pueden utilizar de la manera que más les convenga.
 


METODOLOGÍAS CONVENIENTES EN UN SISTEMA INTRÍNSECAMENTE DEFECTUOSO

La metodología “AR-ACM0003” representa más del 50 por ciento de todos los proyectos de forestación y reforestación para compensación de emisiones de carbono enumerados en ocho estándares de certificación analizados. Es una metodología para proyectos a gran escala y con criterios muy subjetivos.
Por ejemplo, uno de los documentos que componen la metodología es una guía para identificar el escenario base y demostrar la adicionalidad del proyecto, dos elementos que determinan si el proyecto será o no aceptado para compensar emisiones, así como la cantidad de créditos que generará la plantación. La aplicación de esta sección de la metodología requiere que el desarrollador del proyecto llegue a cinco resultados concretos:

"- Lista de escenarios alternativos creíbles de uso de la tierra que se habrían producido […]
- Lista de escenarios alternativos plausibles de uso de la tierra […]
- Lista de barreras que pueden impedir uno o más escenarios de uso de la tierra […]
- Lista de escenarios de uso de la tierra que no están impedidos por ninguna barrera […]
- Identificación del escenario de uso de la tierra más atractivo económica y/o financieramente […]”

La gama de factores cualitativos utilizados para llegar a cada uno de estos resultados es tan amplia que proporciona una enorme flexibilidad al desarrollador del proyecto para elaborar los argumentos que mejor respalden su análisis, cualquiera sea. Sin embargo, esta  falta de variables cuantitativas y de objetividad en las metodologías de los proyectos de plantación (y conservación) no es el principal problema. El  problema irresoluble aquí es que la afirmación de que el proyecto secuestrará una cierta cantidad de emisiones se basa en predicciones, hipótesis –y por lo tanto no representa la realidad misma– sobre lo que habría sucedido o no en la región del proyecto en un período esperado de muchas décadas, a veces 100 años. Inevitablemente, estos escenarios a largo plazo dependen de numerosas variables económicas, sociales, políticas y ambientales impredecibles. Para colmo, como se mencionó anteriormente, toda la aplicación de la metodología está validada por un sistema de certificación intrínsecamente defectuoso que pone en peligro sustancialmente la credibilidad de la información proporcionada por los proponentes y certificadores del proyecto(11)



Los monocultivos de árboles a gran escala existen desde hace largo tiempo. Sin embargo, los ejemplos mencionados anteriormente –y muchos otros en la lista del Apéndice (disponible aquí) – muestran que con la creación de los mecanismos de compensación de carbono, las empresas forestales y de celulosa y papel ahora pueden beneficiarse de una nueva mercancía  sin mucho esfuerzo más que hacer el papeleo que acompaña a los sistemas de certificación de carbono.
 


MUCHO ANTES DE LA FALACIA DEL CARBONO

La compensación de las emisiones de carbono no es sólo un problema en sí mismo. En el caso de las plantaciones, ha exacerbado los problemas existentes. Ya sea directa o indirectamente, los monocultivos de árboles a gran escala han sido durante mucho tiempo la causa de desalojos de comunidades de base, acaparamiento de tierras, acaparamiento de agua, deforestación, pérdida de biodiversidad y, a menudo, incendios devastadores que no solamente liberan carbono a la atmósfera. También causan la destrucción de medios de vida y provocan muertes. Estos impactos a menudo se mantienen ocultos detrás de las mentiras de las empresas. Pueden encontrar más información aquí: ¿Qué hay de malo en plantar árboles? y 12 respuestas a 12 mentiras sobre las plantaciones industriales de árboles. También hay un considerable historial de devastación y violaciones causadas específicamente por el mencionado Suzano (pueden consultar Lo que necesitas saber sobre Suzano Papel y Celulosa).


Sistemas con pequeños agricultores

Un número considerable de proyectos de forestación y reforestación se ejecutan mediante sistemas con pequeños agricultores. Estos proyectos comparten dos características. En primer lugar, las plantaciones se establecen en tierras que no pertenecen ni son ocupadas por el proponente del proyecto. En segundo lugar, la mano de obra necesaria para la plantación y gestión de las plantaciones de árboles la proporcionan las propias comunidades o los pequeños agricultores. Estas plantaciones pueden ser monocultivos comerciales o plantaciones de especies múltiples destinadas a diferentes propósitos además de generar créditos de carbono.
 

  • INDIA

Un ejemplo es el proyecto liderado por la entidad Livelihoods Fund, con sede en París, a través de la cual empresas como Danone, Michelin, Hermès, SAP, Mars, Chanel y bancos de ‘desarrollo’ como el alemán KfW (a través de su filial DEG Invest) invierten en plantaciones en India. Según la descripción del proyecto, que está disponible en el registro VCS de Verra, la iniciativa consiste en que más de 9.700 agricultores de 333 aldeas del valle de Araku planten árboles frutales en más de 6.000 hectáreas de tierras comunitarias tribales (sic), de las cuales el proyecto clasifica el 60 por ciento como “tierra estéril”. El proyecto afirma que las comunidades han firmado acuerdos legalmente vinculantes a 20 años, aceptando que los derechos sobre los créditos de carbono que emitirá el proyecto se asignan exclusivamente a Livelihoods Fund. Por su parte, las comunidades sólo permanecen en posesión de los frutos y “otros resultados valorizados” generados por el proyecto, una vez que los plantines de árboles distribuidos hayan crecido.

Un informe reciente revela que los agricultores involucrados no están al tanto de los créditos de carbono, y mucho menos del hecho de que, por el trabajo que ellos realizan en sus propias tierras, empresas del otro lado del mundo se están beneficiando al vender una nueva mercancía y  declararse carbono neutras . Además, el informe muestra que la afirmación de “adicionalidad” del proyecto es cuestionable: una agencia gubernamental –y varias otras agencias privadas, según los aldeanos– estuvieron proporcionando plantines de árboles y capacitación gratuitos a los agricultores tribales (sic) mucho antes de la llegada del proyecto.

Un ejemplo similar, también en India, es el de nueve proyectos en curso de Core CarbonX Solutions, una pequeña empresa con estrechas conexiones con el sector financiero. Estos proyectos incluyen el tercer mayor proyecto en el mundo de forestación/reforestación basado en una absorción estimada de carbono. En las descripciones del proyecto la empresa afirma haber celebrado acuerdos “individuales” con decenas de miles de “agricultores de subsistencia seleccionados” en más de “8.000 aldeas”. También afirma que se llevaron a cabo talleres, consultas y capacitación en las aldeas y que distribuyeron plantines de árboles para pequeñas zonas agroforestales. En total, los proyectos supuestamente cubren una superficie de más de 400.000 hectáreas. de tierras supuestamente degradadas o en barbecho, repartidas en seis estados de la India. Según los proyectos, el 60 por ciento de los ingresos de la venta de los créditos de carbono sería para los agricultores.

Una de las muchas inconsistencias de los proyectos de carbono de Core CarbonX Solutions que se destaca es la siguiente: el texto que describe las reuniones supuestamente realizadas para la consulta con las partes interesadas locales (los agricultores) es exactamente el mismo en todos los proyectos. Esto es al menos curioso teniendo en cuenta que la mitad de los proyectos abarcan más de 1.000 aldeas cada uno, y uno solo incluye 4.000 aldeas. En cualquier caso, cuesta creer que las cifras infladas de superficie y pueblos abarcados, así como de absorción de carbono del proyecto presentado por la empresa y obtenidas en el registro VCS de Verra, no sean un caso más de exageración sin fundamento concreto, tal como se ha demostrado que lo son varios otros proyectos de carbono con base en la tierra, después de haber sido ya ‘aprobados’ por el proceso de certificación. Es igualmente difícil creer que luego vayan a estar dadas las condiciones para que los miles de agricultores de ‘subsistencia’ (como se menciona en la descripción del proyecto) involucrados en estos proyectos puedan evaluar seriamente la distribución de los ingresos de los créditos de carbono prometidos por la empresa.
 

  • UGANDA

En Uganda central, New Forests Company afirma que su proyecto de carbono no se centra en sus propias plantaciones comerciales sino que en realidad implica un “Programa de forestación de agricultores subcontratados”. La empresa tiene la intención de “compartir su pasión por el cultivo de árboles y apoyar los medios de vida rurales” a través del programa en estrecha cooperación con WWF. En la práctica, New Forests Company ha donado plantines a las comunidades que viven junto a las plantaciones de la empresa para que establezcan plantaciones de interés de la empresa – pinos y eucaliptos – pero en las tierras de los propios agricultores y con su propio trabajo.

New Forests Company afirma ser la “primera opción para comprar árboles maduros” a los agricultores. Sin embargo, la experiencia con este tipo de sistemas de subcontratación en otros lugares revela que serán las empresas quienes más se beneficiarán de la venta de la madera en dichos acuerdos. En cuanto a los créditos de carbono, la empresa sostiene haber firmado un acuerdo con cada asociación de productores subcontratados mediante el cual los agricultores recibirán el 60 por ciento de los ingresos de los créditos de carbono. Una vez más surgen preguntas: ¿el proyecto debería alguna vez vender créditos de carbono? ¿Cómo sabrán los agricultores que realmente están recibiendo su parte justa si los precios de venta rara vez se divulgan? ¿Qué costes se descontarán y reducirán el 60 por ciento prometido a las asociaciones? Finalmente, y quizás lo más importante, ¿qué otros impactos pasados por alto quedarán para las comunidades una vez que las tierras utilizadas para actividades de “subsistencia” sean repentinamente ocupadas por plantaciones de monocultivos?

Las altas cifras de los numerosos proyectos de sistemas con pequeños agricultores en términos de cantidad de agricultores y tasas de carbono secuestrado plantean dudas sobre su verificabilidad y sobre si efectivamente existen en la realidad en los términos descriptos en los proyectos. También plantean preguntas más profundas sobre hasta qué punto estas iniciativas no son nuevas formas de colonialismo y apropiación de mano de obra y tierra en el Sur global.

La gravedad del impacto que la plantación de árboles para proyectos de compensación de emisiones de carbono puede representar para la soberanía alimentaria de las familias campesinas que firman dichos contratos  ha quedado expuesta recientemente en un proyecto en el oeste de Uganda. Agricultores inicialmente persuadidos de plantar árboles por parte de la ONG Ecotrust, comenzaron luego a talarlos porque ya no podían cultivar alimentos para sus familias una vez que los árboles ocuparon toda la tierra. Una reciente investigación muestra que las consecuencias de participar en el proyecto no han sido los beneficios prometidos sino más bien hambre y pobreza. Un líder comunitario que se unió al proyecto y actuó como portavoz de otros participantes estima que de los cien agricultores con los que está en contacto, sólo seis o siete están contentos con el proyecto ya que “tenían tierra sin usar para plantar y les pagaban mejor. El resto de nosotros, ahora estamos mucho más pobres que antes. Casi todo el mundo empezó a talar los árboles o tiene previsto hacerlo”.(12) Paradójicamente, el proyecto se llama “Árboles para beneficios globales” y supuestamente compensa las emisiones de carbono de una empresa europea de comida rápida.

Estas consecuencias no pueden considerarse resultados accidentales o inesperados. En 2017, hubo investigadores que ya habían expresado su preocupación por el riesgo de que el proyecto Ecotrust en Uganda encerrara a los pequeños agricultores “en un tipo de uso de la tierra durante mucho tiempo que reduzca su capacidad de adaptación para hacer frente a crisis temporales, así como a cambios a largo plazo, lo que en el peor de los casos puede significar efectos negativos a largo plazo en su situación de vida”.(13) La investigación también planteó preocupación por la falta de transparencia, la baja calidad del consentimiento informado y la confusión generalizada sobre en qué consiste el proyecto de compensación de carbono. Los primeros indicios corroboran el hecho de que los fracasos en estos proyectos de plantación de árboles para compensar emisiones de carbono no son circunstanciales sino estructurales y predecibles.

Arrendamientos de tierras a largo plazo

A menudo, las iniciativas de plantación de árboles para compensar las emisiones de carbono también se establecen mediante arrendamientos de tierras o acuerdos de concesión firmados por las empresas con los gobiernos nacionales. En estos casos, aún cuando las leyes o los acuerdos de los países (o la entidad que certifica el proyecto de carbono) establezcan que el proyecto de la empresa sólo puede llevarse adelante con la aprobación y/o el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades que viven en ese territorio, en la práctica esto prácticamente nunca sucede. Más bien, la empresa utilizará varias tácticas para convencer a los líderes tradicionales de las comunidades para que acepten su proyecto y  adjudicarse el apoyo de la comunidad, como ocurre en otros tipos de proyectos.(14)
 

  • GREEN RESOURCES EN UGANDA Y TANZANIA

En África oriental, la empresa Green Resources ha implementado proyectos de carbono en Uganda y Tanzania. Este último es una plantación de pinos y eucaliptos en 10.814 hectáreas para la fabricación de productos de madera (negocio principal de la empresa), con una duración de 99 años. En la descripción del proyecto, la empresa reconoce que la tierra estaba bajo el derecho consuetudinario y ocupada por aldeas pero al mismo tiempo sostiene “que permanecía inactiva”. Afirma, además, que siguió los pasos necesarios para adquirir el terreno en virtud de un contrato de arrendamiento de 99 años con el gobierno de Tanzania. La empresa afirma que el proyecto traerá desarrollo socioeconómico a las comunidades locales. Sin embargo, las pruebas recopiladas en una investigación del Instituto Oakland revelaron que las actividades de Green Resources se han visto “empañadas por conflictos sociales, impactos adversos en los medios de vida y sustento, y problemas ambientales”, como la pérdida de biodiversidad y la contaminación del agua por agroquímicos.(15)

Otras empresas forestales tienen proyectos de plantación de árboles similares y  más recientes en curso para compensar las emisiones de carbono en el continente africano.
 

  • MIRO FORESTRY EN GHANA Y SIERRA LEONA

En África occidental, la empresa Miro Forestry, con sede en el Reino Unido, ha estado expandiendo sus plantaciones comerciales a un ritmo de 3.000 hectáreas al año. Esta expansión ha implicado grandes cantidades de dinero público de bancos europeos (el FinFund de Finlandia, el CDC del Reino Unido y el FMO de Países Bajos) canalizados a través del Fondo Arbaro, cuyas plantaciones ya han sido denunciadas por abusos y perjuicios a las comunidades rurales de África y América del Sur.(16)

Aprovechando la oportunidad que le brinda el mercado de carbono, Miro Forestry ha lanzado dos proyectos en Ghana y Sierra Leona, que ‘añaden’ el nuevo producto “créditos de carbono” a la expansión de su negocio maderero. En conjunto, los proyectos cubrirán una superficie de alrededor de 26.000 hectáreas ocupadas principalmente por monocultivos de eucalipto (60 por ciento) y Gmelina arborea (30 por ciento). En el caso del proyecto de Sierra Leona, la zona ha sido utilizada por al menos 80 comunidades durante generaciones, información que no figura en la descripción del proyecto de Ghana. Ambos proyectos tendrán una duración de 30 años.

Miro Forestry aduce que tiene acuerdos formales a largo plazo con propietarios tradicionales y Consejos de Jefatura a través de los cuales la empresa alquila toda la tierra utilizada en los proyectos. Sin embargo, el hecho de que los medios de vida y sustento de estas comunidades estén habitual e intrínsecamente ligados al uso diversificado de la tierra para satisfacer necesidades nutricionales y de otro tipo –y también por lo que se demuestra en muchos otros casos como los mencionados antes– hace que sea difícil creer que hubo una decisión informada y libre por parte de una porción representativa de las comunidades.
 

  • REWILDING MAFORKI EN SIERRA LEONA

El proyecto de 50 años de la empresa Rewilding Maforki Company también se encuentra en Sierra Leona. Consta de 25.000 hectáreas de plantaciones en tierras comunitarias supuestamente arrendadas a decenas de “chiefdoms” (formas políticas organizativas tradicionales). La empresa asociada de Rewilding, Carbon Done Right, ha dicho que tenía “acceso asegurado a 57.000 hectáreas” en Sierra Leona, pero en realidad no se han registrado arrendamientos ante las autoridades locales.(17) Una reciente investigación realizada por HEKS/EPER y SiLNoRF (18) que encuestó a residentes de 25 aldeas afectadas por el proyecto, también señala claramente el incumplimiento de la ley de tierras de Sierra Leona a la hora de informar y obtener el consentimiento de las comunidades para arrendar sus territorios. Además, si bien en el proyecto de la empresa las tierras se describen como improductivas, los aldeanos enfatizan que el uso de la tierra les es necesario para producir alimentos para su propio consumo.

Rewilding Maforki parece diferente de las otras empresas mencionadas en esta sección en el sentido de que fue creada con su centro puesto en el mercado del carbono, no en la madera. Sin embargo, la descripción de su proyecto muestra que la mayoría de las plantaciones tienen además el propósito de comercializar la madera, al igual que las de Miro. Además, no es casualidad que el 49 por ciento de la empresa que posee el control accionario de Rewilding (Aristeus LTD) se transfiera a otras empresas, incluida Developers Africa LTD, que a su vez es propiedad de personas que también forman parte del Directorio de Miro.
 


LAS MUJERES, EXCLUIDAS DE LAS DECISIONES

La investigación sobre el proyecto de Rewilding Maforki en Sierra Leona también expone un patrón que no se limita a los proyectos de compensación de carbono. Cuando empresas de afuera llegan e intentan imponer su voluntad, las mujeres suelen quedar excluidas de las discusiones y decisiones sobre la tierra. La investigación destaca que a la mayoría de las mujeres nunca se les preguntó ni dieron su consentimiento para el proyecto de Rewilding Maforki. Esto muestra cómo los promotores de proyectos se benefician o incluso aprovechan las estructuras patriarcales dominantes que excluyen a las mujeres de las decisiones sobre la tierra, incluso cuando ellas dependen de esa tierra para cultivar alimentos.



Una vez más, proyectos de este tipo suscitan inmediata preocupación. En primer lugar, hay señales claras de que no se trata de proyectos ‘adicionales’. En segundo lugar, proyectos de tal magnitud en términos del número de comunidades involucradas –y que frecuentemente afirman tener un “CLPI [Consentimiento Libre, Previo e Informado] sólido” y un “enfoque participativo, inclusivo y colaborativo”- por lo general simplemente lanzan eslóganes que no son más que palabras de moda, como se describe en el proyecto de Rewilding Maforki.
 


LOS PROYECTOS “INDEPENDIENTES” TAMBIÉN SON UN PROBLEMA

Los proyectos dirigidos a los mercados de carbono y registrados en mecanismos privados de certificación como Verra no son el único problema. Algunas de las empresas más grandes del mundo están invirtiendo en plantaciones industriales de árboles “independientes” para compensar sus emisiones. Por ejemplo, en la República del Congo, las comunidades no tienen dónde cultivar sus alimentos porque el gigante petrolero TotalEnergies se está apoderando de la tierra para establecer 40.000 hectáreas de monocultivo de árboles para poder continuar con los daños (y las ganancias) de la extracción de petróleo y gas, con el argumento de que plantando árboles lo compensan.


   

(1) Verra, 2024. Verified Carbon Standard, project ID 3350, project description documents.
(2) Esta tipología no busca dar cuenta de la diversidad de proyectos existentes sino identificar ciertos patrones que agrupan un número importante de proyectos. Ciertamente hay proyectos que no encajan en esta tipología, por ejemplo los proyectos de restauración no comerciales, pero como son menos significativos en número y escala, no tuvieron prioridad en el análisis.
(3) Zeit Online, 2023. Phantom Offsets and Carbon Deceit.
(4) Bernal, B., Murray, L.T. & Pearson, T.R.H., 2018. Global carbon dioxide removal rates from forest landscape restoration activities. Carbon Balance Manage 13, 22.
(5)  WRM, 2023. What you need to know about Suzano Papel e Celulose.
(6)  Suzano, 2024. Valor obtenido de la suma de los ingresos netos de los cuatro trimestres de 2023, con un tipo de cambio BRL-USD de 5-1. Datos disponibles aquí.
(7) El bioma pampeano puede tener hasta 57 especies de plantas por metro cuadrado, más de lo que se encuentra en la Amazonía. National Geographic, 2020.
(8) REDD-Monitor, 2022. German supermarket Aldi buys carbon offsets from monoculture eucalyptus plantations in Uruguay in order to claim that its milk is “carbon neutral”.
(9) Quantum Commodity Intelligence, 2022. Guanaré forest project is 'fundamentally unadditional'.
(10) Global Carbon Trace, 2024. “Project document”, available here.
(11) Por más información ver el artículo del WRM “La certificación de carbono: ‘El traje nuevo del Emperador'”.
(12) Esto fue confirmado por varios otros miembros de la comunidad. Pueden ver el informe de Aftonbladet, 2024, aquí.
(13) Andersson, E. & Carton, W., 2017. Sälja luft? Om klimatkompensation och miljörättvisa i Uganda. For a good summary of the case, see the article by REDD-Monitor here.
(14) Por más información pueden ver el libro “12 tácticas utilizadas por empresas de palma aceitera para apoderarse de tierras comunitarias” publicado en 2019 por Grain, el WRM y una alianza de organizaciones comunitarias y locales.
(15) The Oakland Institute, 2014. The Darker Side of Green: Plantation Forestry and Carbon Violence in Uganda. For more information on the case see also the reports “Evicted for Carbon Credits: Norway, Sweden, and Finland Displace Ugandan Farmers for Carbon Trading” (2019) and “Carbon Colonialism: Failure of Green Resources’ Carbon Offset Project in Uganda” (2017), available at the Oakland Institute’s webpage.
(16) WRM, 2022. Arbaro Fund: una estrategia para expandir las plantaciones industriales de árboles en el Sur Global.
(17) Source Material, 2024. ‘Saviour of carbon markets’ faces questions over African land rights.
(18) HEKS/EPER, SiLNoRF, 2024. Controversial carbon offset project spells hardship for local communities.