Las comunidades se levantan contra el acaparamiento de tierras y la violencia del Estado

Esta editorial trata sobre la valentía y determinación de las comunidades que se movilizan para denunciar y oponer resistencia al control corporativo sobre las tierras comunitarias. A menudo, las comunidades no sólo enfrentan la violencia y control que ejercen las grandes empresas sobre sus tierras, sino también los gases lacrimógenos, golpes y la represión estatal. Esto se desencadena por gobiernos que recurren a una “interpretación errónea y codiciosa” de la constitución de la mayoría de los países africanos de que “toda la tierra le pertenece al Estado” para proteger así los intereses empresariales. (1)  

Eso es lo que ha estado sucediendo en la Región del Litoral de Camerún, donde la comunidad de Apouh à Ngog se opone a que Socapalm, subsidiaria camerunesa de la tristemente célebre multinacional Socfin, vuelva a instalar plantaciones industriales de palma aceitera en sus tierras ancestrales. Durante casi 50 años, las actividades de la empresa le han hecho la vida miserable a la comunidad de Apouh à Ngog, cuya aldea fue erradicada de su ubicación original hace décadas por las plantaciones industriales de palma aceitera. 

Al sustituir secciones de las antiguas plantaciones de palma aceitera, Socapalm no solamente hace caso omiso a los pedidos de la comunidad para que retrocedan de los espacios vitales inmediatamente contiguos a la aldea –las nuevas plantaciones de la empresa se están adentrando aun cada vez más al perímetro de la aldea. “Si no frenan estas acciones, las mujeres que vivimos cerca de Socapalm en Edéa tendremos que padecer otros 50 años de sufrimiento, abusos, violaciones, robos, hambre, frustración y violación de nuestros derechos, privacidad y dignidad”. Así lo explica la Asociación de Mujeres Vecinas de SOCAPALM Edéa (AFRISE) en una petición que reclama que se ponga fin a esta ocupación de los espacios vitales de la aldea por la empresa Socapalm, certificada por la RSPO. (2) 

En enero de 2025, las mujeres de AFRISE sembraron plantas de banano en 35 hectáreas de tierras en disputa que Socapalm estaba preparando para replantar con palma aceitera. La empresa fumigó las plantas de banano con sustancias químicas poco tiempo después y el 24 de marzo regresó escoltada por decenas de militares armados para continuar replantando. A pesar del miedo y los gases lacrimógenos y golpes, la comunidad obstaculizó el paso de las excavadoras de la empresa e impidió durante varios días que se siguiera adelante con la replantación por parte de la empresa. Como la empresa siguió adelante con sus plantaciones, más de 60 organizaciones exigieron el cese inmediato de la invasión por parte de la empresa de las tierras ancestrales de la comunidad. También instaron al gobierno de Camerún a garantizar el espacio vital de la comunidad de Apouh à Ngog, en lugar de enviar fuerzas militares armadas para proteger los intereses de Socfin, una empresa que es un claro ejemplo del patrón colonial de explotación de la región. 

Es también  lo que ha estado sucediendo en la municipalidad de Aracruz, en el estado brasileño de Espíritu Santo, donde cerca de 1000 mujeres del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) se movilizaron para exigir una reforma agraria y contra las múltiples formas de violencia ejercidas contra las mujeres. (3) Bajo la consigna “El agronegocio es violencia y crimen ambiental. La lucha de las mujeres es contra el capital”, ocuparon tierras controladas por la empresa Suzano, la mayor exportadora de pulpa de celulosa del mundo. Durante años, la empresa ha llevado adelante sus negocios con total impunidad, acumulando vastas extensiones de tierra fértil y perpetrando violaciones contra Pueblos Indígenas y comunidades quilombolas y de campesinas/os sin tierra. En un comunicado de prensa, el MST denuncia que “las multinacionales no se preocupan por obtener tierras para resolver el problema del hambre en el país”, y que sería posible asentar a más de 100.000 familias en las 2,7 millones de hectáreas de tierras fértiles de Brasil que se encuentran en manos de Suzano. En 2011, Suzano se comprometió a ceder 22 zonas ocupadas por la empresa a asentamientos de campesinas/os sin tierra, pero la empresa no ha cumplido con sus compromisos.  

Al igual que AFRISE en Apouh à Ngog, las mujeres que ocupan la tierra en Aracruz asumen el compromiso de seguir luchando por la tierra para cultivar alimentos, ya que, como aquellas, ellas también se enfrentan a un Estado que se coloca del lado de la empresa, no del campesinado. (4)

Es también lo que ha estado sucediendo en Costa de Marfil, donde 20 integrantes de la comunidad indígena Winnin fueron arrestados en diciembre de 2024. La comunidad indígena Winnin han hecho público su rechazo a la privatización de sus tierras ancestrales en el bosque de Monogaga. (5) Los Winnin viven y dependen de estos bosques desde hace más de seis siglos. Sin embargo, el Ministerio de Agua y Bosques de Costa de Marfil otorgó una concesión a la Roots Wild Foundation, cuyas actividades ya han generado conflictos con las comunidades. Los arrestos y amenazas contra personas Winnin antes de su detención suscitan serias inquietudes acerca de la criminalización de las/os defensoras/es de la tierra en la región.

Es también lo que está ocurriendo en Indonesia, en Papúa y en toda la región del Mekong, como se puede leer en dos declaraciones que compartimos en esta edición del boletín. En Papúa, el Movimiento Solidaritas Merauke se organizó para compartir historias del sufrimiento colectivo y el trauma provocado por los crímenes estatales-empresariales, en especial los cometidos en nombre de lo que el gobierno de Indonesia denomina Proyectos Estratégicos Nacionales (PSN). La declaración, elaborada conjuntamente por el Movimiento Solidaritas Merauke, destaca las luchas de la comunidad en contra del despojo de sus espacios de vida por estos megaproyectos estatales-empresariales que profanan lo que las comunidades consideran sagrado. En Tailandia, comunidades de la región del Mekong y comunidades Punan de Kalimantan del Norte en Indonesia se reunieron para intercambiar y aprender sobre las luchas de las comunidades en contra de megaproyectos de represas hidroeléctricas.  En una declaración con motivo del Día Internacional de Acción contra las Represas el 14 de marzo, reafirmaron la importancia de permanecer juntas para demostrar que “estamos unidas y firmes en la lucha colectiva para defender a nuestros ríos, bosques y futuros de falsas soluciones “verdes” y la codicia empresarial”.

En una entrevista con WRM en 2018, un líder del Pueblo Akroá-Gamela de Brasil explica por qué a pesar del temor a la represión estatal y la violencia de grandes empresas codiciosas, las comunidades se mantienen firmes en la lucha para recuperar sus tierras ancestrales: “porque es un lugar sagrado, es un lugar que le da sentido a nuestra existencia”. (6) 

Porque la tierra le da sentido a su existencia, las comunidades se alzan contra la violencia empresarial y la interpretación gubernamental errónea y codiciosa de que “toda la tierra le pertenece al Estado”. En Apouh à Ngog, Aracruz y tantos otros lugares, las comunidades se están organizando para proteger y recuperar las tierras de sus ancestras/os - ¡La lucha continúa!

Secretariado del WRM

(1) Boletín 241 del WRM. 2018. Una reflexión desde África: hay que vencer el miedo para construir movimientos más fuertes.
(2) Petición. Camerún: Testimonios de mujeres que reclaman su tierra.
(3) Contra el capital y el patriarcado, las mujeres del MST realizan una jornada de lucha y ocupan las plantaciones de eucalipto de Suzano en Brasil.
(4) Brasil de Fato. 2025. Justiça determina despejo de ocupação de mulheres do MST em área da Suzano no ES.
(5) Mongabay. 2025. Des leaders communautaires emprisonnés après s’être opposés à la privatisation controversée d’une forêt classée en Côte d’Ivoire.
(6) Boletín 241 del WRM. 2018. Brasil: Yo soy Kum’tum, soy del pueblo Akroá-Gamela.

Degradar territorios antes que recuperarlos: Plantaciones para el mercado de carbono en la Orinoquia colombiana

La Orinoquia hace referencia a los territorios abarcados por la inmensa cuenca del río Orinoco en Colombia y Venezuela.  Existe una predominancia de terrenos planos, por lo cual es conocida como la región de los llanos. Constituye una de las zonas de sabanas más extensas del planeta, junto a otras como la africana o el cerrado en Brasil. En la parte colombiana, se concentra, mayoritariamente, en los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada, cubriendo unos 310.000 Km2. (1)

En tan vasta extensión habitan pueblos indígenas originarios, campesinado, colonos, afrodescendientes y población urbana. Esta última ha crecido significativamente en las décadas recientes en ciudades como Villavicencio, capital del Meta, por razones como la llegada de población desplazada del resto de los llanos por el conflicto armado que aún afecta al país.

La Orinoquia ha sufrido drásticas transformaciones territoriales desde la época de la ocupación europea, con la que se introdujo la ganadería extensiva. Luego llegó el extractivismo, en esta región se explota el mayor volumen de petróleo en Colombia. Al inicio de los años 60 el Estado empujó hacia esta región a miles de familias, bajo programas de colonización dirigida; muchas de esas propiedades terminaron en manos de terratenientes, desplazando nuevamente a las familias.

Hacia la década de los 80, la economía de los cultivos de uso ilícito, principalmente coca, ocupaba grandes extensiones y el conflicto armado se recrudeció, siendo una de las regiones más afectadas. (2) Posteriormente, una nueva actividad económica, que se presenta como lícita, irrumpió para transformar e impactar nuevamente el territorio y a sus habitantes: las plantaciones de árboles a gran escala.

Plantaciones de árboles para el mercado de carbono

Las plantaciones o monocultivos de árboles tienen diversas características. Este artículo busca centrarse y advertir sobre los rasgos e impactos de un tipo particular: las plantaciones destinadas para el mercado de carbono.

No se trata de algo nuevo, son monocultivos que ya tuvieron una fase de implementación durante la primera década de este siglo, cuando se promocionaron como sumideros de carbono. En los tres años recientes, la cantidad de solicitudes para establecer y registrar plantaciones de árboles, como proyectos de carbono, ha incrementado notoriamente, tanto en número de proyectos como en tamaño. (3)

¿Pero de dónde surge el interés por estas plantaciones? Básicamente de la oportunidad (para las empresas madereras y compañías de celulosa) de hacer un negocio adicional y ganar más dinero, además de lavar la imagen de muchas empresas que compran los “créditos de carbono” – o permisos para contaminar. (4) Se aprovecha el postulado que los árboles absorben carbono de la atmósfera y lo almacenan en sus hojas, troncos y raíces. Entonces, quien crea plantaciones y afirme que solo está plantando por el estímulo ofrecido por el mercado de carbono, puede ganar dinero vendiendo créditos de carbono a empresas que dicen que no pueden reducir su propia contaminación. (5) Sin embargo, eso no suele ser cierto, entre otros porque quien hace las plantaciones, lo hará de todos modos para seguir vendiendo madera y ganando.

El mercado de carbono y sus proyectos no han funcionado para lo que prometen, es decir, solucionar la crisis climática, pero si funcionan muy bien para las empresas que se aprovechan del negocio y ofrecen sus servicios de consultoría, certificación, creación de estándares de carbono, comercialización de créditos, entre otros. Además, beneficia a las empresas, principales responsables de la crisis climática, que en lugar de cortar o reducir sus emisiones, las mantienen o incrementan, incrementando sus ganancias.

Una publicación de Amigos de la Tierra ofrece un extenso listado de impactos y actuaciones erradas de los responsables de proyectos de plantaciones relacionadas con la compensación de carbono. (6) Entre ellas:

    • violación de leyes de diferentes países, relacionadas con el acceso a la tierra para las comunidades y el derecho a la consulta previa, libre e informada; 
    • expulsión de sus tierras de familias agricultoras; 
    • compra de tierras a muy bajo precio o acaparamiento violento de tierras. 
    • en el caso de proyectos donde agricultores firman contratos para plantar árboles, obligaciones más allá del tiempo estipulado en los contratos, por ejemplo, hacer mantenimiento de árboles plantados por 50 o 100 años, en el marco de contratos que solo duran siete años;
    • afectaciones a la soberanía y seguridad alimentaria, pues las familias deben abandonar sus cultivos para dedicarse a las actividades de los proyectos;
    • inclusive algunas empresas han generado incendios accidentales.

Estos hechos dan razones de sobra para generar alerta y preocupación entre las comunidades, especialmente del sur global, en donde más está creciendo este tipo de plantaciones. De forma particular preocupa lo que puede suceder en Colombia, que está entre los tres países con mayor número de proyectos de plantaciones de árboles para el mercado de carbono.

Plantaciones para el mercado de carbono en la Orinoquia

Dentro de Colombia, la Orinoquia concentra la mayor superficie ocupada por plantaciones de árboles destinadas al mercado de carbono. Son al menos 28 proyectos que se extienden por aproximadamente 178 mil hectáreas (7), cifra que incrementa al incluir proyectos aún no registrados. A pesar que otros lugares del país, como el departamento de Antioquia tienen mayor número de proyectos, estos ocupan una superficie mucho menor.

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Figura 1: Mapa que muestra, en amarillo, dónde se concentran la mayoría de las plantaciones para el mercado de carbono en la Orinoquia colombiana.
Figura 1: Mapa que muestra, en amarillo, dónde se concentran la mayoría de las plantaciones para el mercado de carbono en la Orinoquia colombiana.


Así pues, la Orinoquia, y particularmente los departamentos de Meta y Vichada, concentran la mayor superficie de plantaciones, y, por ende, la mayor cantidad de riesgos e impactos. Además, los antecedentes de las plantaciones ya existentes en la región son alarmantes. La Orinoquia es una de las regiones severamente afectadas por el conflicto armado en Colombia, con miles y miles de personas asesinadas, desplazadas, desaparecidas o violentadas en las formas más atroces. Parte de esos impactos y sufrimiento están directamente relacionados con el establecimiento de plantaciones. A su vez, las plantaciones son una de las causas de la transformación del territorio y el paisaje.

¿Pero por qué son tan nefastas las plantaciones en la Orinoquia?


Gran parte de los proyectos propuestos o en desarrollo, plantean restauración o recuperación de territorios, a los que denominan ecosistemas, mediante reforestación o aforestación. En este punto empiezan a aparecer las inconsistencias y objeciones. Primero, porque al hacer referencia a ‘ecosistemas’ se omite la referencia al territorio, que es lo que realmente se está impactando, e incluye no solo los elementos de un ‘ecosistema’: agua, suelo, vegetación y animales, principalmente; sino que comprende las poblaciones humanas, sus relaciones y, culturas, entre otros.

En segunda instancia, aseveran, a priori, que van a restaurar tierras degradadas por la ganadería extensiva o la agricultura. Para ello prometen establecer ‘bosques plantados’, en sabanas degradadas [lo que puede discutirse o controvertirse], la mayor parte de ellas ubicadas al sur del río Meta, en la altillanura. Se objeta, porque la sabana hace parte de la diversidad de territorios terrestres del planeta, no todos ellos están cubiertos de árboles, la presencia de suelos cubiertos por gramíneas no significa que estén degradados.

“Claramente la sabana de la Altillanura no ha sido despojada de bosques recientemente, por el contrario, las sabanas de la Orinoquia han estado dominadas por pastos durante los últimos 18000 años, o más”, como explica Sergio Estrada. (8) Aforestar o reforestar las sabanas provoca múltiples consecuencias, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de proyectos consisten en monocultivos de especies exóticas como pinos, eucaliptos o acacias. (9)

Algunos impactos ecológicos de los monocultivos de árboles en la altillanura

De cualquier modo, plantaciones no son bosques, y sea por la vía de la reforestación o la aforestación, se está propiciando la pérdida de biodiversidad de especies que pierden su hábitat o que son reemplazadas por aquellas introducidas. Al transformar la sabana, grandes mamíferos, como el oso palmero u hormiguero, que depende de termitas y hormigas huyen buscando otros lugares para poderse alimentar. Las alteraciones son múltiples e inimaginables, por ejemplo, las especies de árboles exóticos no producen frutos carnosos que puedan alimentar a la fauna local; solo algunos loros consumen los frutos de la acacia (Acacia mangium), lo que genera otro desequilibrio, pues esto ayuda a la dispersión de este árbol, altamente invasor, en sitios lejanos de donde fue plantado. (10)

De otro lado, varios de los proyectos hablan de recuperar tierras degradadas, pero han establecido plantaciones en medio de áreas destacadas por su buen estado de protección, como en el caso de la cuenca del rio Bita, el cual mantiene cerca del 95 por ciento de su cobertura natural. (11) En sus inmediaciones se encuentra, por ejemplo, parte de las plantaciones del proyecto brújula verde, propiedad de la corporación Trafigura, uno de los mayores comerciantes mundiales de combustibles fósiles. La empresa ha invertido más de 1.000 millones de dólares, mediante una de sus filiales, Impala, para adecuar la infraestructura para el transporte de petróleo por el río Magdalena en Colombia. (12)

El proyecto brújula verde (la mayoría de cuyas plantaciones se ubican en la zona resaltada en azul de la figura 1) está a cargo de Inverbosques, que a 2024 había plantado 10.000 hectáreas, 90 por ciento de ellas con eucalipto en Vichada. La gerente de la empresa defiende la decisión de plantar eucalipto, argumentando un motivo económico. Afirma queesa especie permite una captura acelerada de créditos de carbono para financiar el proyecto, y, “eventualmente” plantar especies nativas, que crecen muy despacio y es difícil hacerlas eficientes en términos económicos y financieros. (13)

Una proporción significativa de todas estas plantaciones se están estableciendo, o establecerán, justamente sobre los suelos más fértiles de la altillanura, al estar ubicados a orillas del río Meta, lo que hace que reciban aguas provenientes de la cordillera oriental, con alto contenido de nutrientes.

Entonces, se propone transformar territorios en buen estado de protección con monocultivos de árboles. Sin embargo, aún más alarmantes que las consecuencias descritas anteriormente son los impactos sobre las comunidades y pueblos indígenas. 
Violencia y despojo en el establecimiento de plantaciones en la Orinoquia

La Orinoquia ya cuenta con una vasta extensión de monocultivos, no solo de árboles, sino de palma aceitera, maíz, soya y caña de azúcar, entre otros. Las plantaciones para carbono, también tienen antecedentes, como el proyecto Gaviotas 2, que pretende plantar 6.3 millones de hectáreas destinadas a la producción de agrocombustibles y como sumideros de carbono. (14)

Diversas fuentes documentan la práctica sistemática de despojo y desplazamiento de comunidades y pueblos indígenas, cuyos territorios son destinados en muchas ocasiones al establecimiento de plantaciones, especialmente en lo que va transcurrido del siglo XXI. El Estado Colombiano ha tenido participación y responsabilidad en diferentes formas, ya sea por omisión, por propiciar la impunidad o por prácticas sistemáticas como no atender las solicitudes de reconocimiento del territorio por parte de pueblos indígenas, cuya existencia, en algunos casos, se llega a desconocer. Paralelamente, el territorio es titulado a colonos o particulares, que luego venden a empresas que establecen monocultivos de palma, especies madereras u otras. (15)

Los pueblos indígenas de la región han sido diezmados, con prácticas que llegan incluso a su cacería, mediante lo que se conoce como las Guahibiadas (16), de las cuales se tiene reporte hasta el año 2005, en límites de Puerto Gaitán (Meta) y Vichada. Por ello, cualquier intervención que desplace o ponga en riesgo el territorio en el cual habitan estos pueblos, representa un impacto severo para su pervivencia.

Solo en el departamento de Vichada, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y el Consejo Regional Indígena del Vichada (CRIVI), identificaban para el año 2009, 41 casos de comunidades en alto riesgo de desplazamiento y expropiación territorial. Las etnias afectadas eran Sikuani, Mayerris, Kuivas, Amorúa, Sáliva y Piapoco. Para ese entonces, siete casos correspondían al desplazamiento violento, con quema de los caseríos, o intención de hacerlo, para el establecimiento de plantaciones de caucho o para agrocombustibles. Dos empresas son relacionadas a estos hechos: Hercaucho y Llano Caucho. (17)

En síntesis, el establecimiento de plantaciones en la Orinoquia ha estado vinculado a prácticas de despojo, violencia y desplazamiento, que implican la pérdida de territorios de pueblos indígenas. 

Con el estímulo proveniente de los mercados de carbono, el establecimiento de nuevos monocultivos tiende entonces a exacerbar la gravísima situación de derechos de los pueblos y comunidades locales. También incrementará la presión y demanda por tierras, generando más conflictos. Es importante alertar sobre esta situación, para tomar medidas que eviten la repetición de un patrón ya identificado en el establecimiento de plantaciones en la región.

Todo esto sucede en un contexto en el que tanto la población local como los pueblos indígenas, desconocen casi por completo ese nuevo negocio del carbono y sus implicaciones, y por tanto la organización y capacidad de respuesta es baja.

Mientras tanto, las plantaciones para el mercado de carbono están aumentado en la Orinoquia, bajo el argumento absurdo de la restauración. Por el contrario, estos monocultivos están ocasionando diversos impactos sobre la región y sus habitantes, representando la continuidad de un sistema injusto de arrebato del territorio, que se perpetua mediante la violencia y la explotación.

Secretariado del WRM


    (1) Universidad Nacional de Colombia - ODDR. 2013. Caracterización región de la Orinoquia. Bogotá D.C.
    (2) El informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; creada en el marco del acuerdo de paz entre Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC -EP, en su capítulo Orinoquia ofrece detalles de la condición de violencia y violación de derechos en esa región, aquí.
    (3)  Esta publicación del WRM en 2024 muestra dónde y cómo se están expandiendo este tipo de plantaciones, a quiénes beneficia y cómo impacta a las comunidades: “Plantaciones de árboles para el mercado de carbono: ¿por qué, cómo y dónde se expanden?”. Disponible aquí.
    (4) Para más información sobre qué son los créditos de carbono y quién se beneficia de su comercio, consulte el artículo “El negocio del carbono, la tierra y los árboles" 
    (5) Esta publicación del WRM en 2024 muestra dónde y cómo se están expandiendo este tipo de plantaciones, a quiénes beneficia y cómo impacta a las comunidades: “Plantaciones de árboles para el mercado de carbono: ¿por qué, cómo y dónde se expanden?”. Disponible aquí.
    (6) Amigos de la Tierra Internacional. 2023. Banco de evidencia sobre las falsas soluciones climáticas. Sus impactos sobre los pueblos y el planeta. Disponible aquí.
    (7) Datos provenientes de los registros de las certificadoras Verra Verified Carbon Standard, Cercarbono, Biocarbon and Gold Standard, obtenidos en enero de 2025.
    (8) Estrada, V. S. 2024. Evitemos una tragedia ecológica en las sabanas del Vichada. Revista Nova et Vetera. Volumen 10, Numero 92.
    (9) Para ampliar la información sobre los problemas ocasionados por las plantaciones industriales de árboles, se recomienda la publicación “¿Qué hay de malo en plantar árboles? El nuevo impulso para expandir las plantaciones industriales de árboles en el Sur Global”. Disponible aquí.
    (10) Estrada, V. S. 2024. Evitemos una tragedia ecológica en las sabanas del Vichada. Revista Nova et Vetera. Volumen 10, Numero 92
    (11) Mongabay. 2018. El río Bita se convierte en el undécimo humedal Ramsar de Colombia. Disponible aquí.
    (12) Mongabay. 2024. Experts question benefits of Colombian forestation project led by top oil trader. Disponible en aquí. 
    (13) Idem. 
    (14) Bohórquez, D. A; Garcés, A.D; Ayala, R. S. 2012. Análisis de conflictos de la región Orinoquía en relación con proyectos energéticos: 2000-2010. Investigaciones en construcción, Número 27, pg 87-152.
    (15) ONIC. 2009. Introducción de la situación de violación de derechos humanos en Vichada.
    (16) Comisión de la Verdad. “Afectaciones históricas, continuum de violencias: Guahibiadas”. Disponible aquí. 
    (17) ONIC. 2009. Situación territorial de los pueblos indígenas del Vichada.
 

Tailandia: ¡Las grandes centrales hidroeléctricas no son energía limpia! Las comunidades en lucha contra las represas intercambian experiencias y emiten una declaración conjunta

En los últimos 30 años se han construido cerca de 15 megarepresas hidroeléctricas en el río Mekong, tanto aguas arriba, en territorio chino, como aguas abajo, en Laos, lo que ha provocado muerte y destrucción en uno de los mayores ríos del mundo, del cual depende millones de personas para sobrevivir. Actualmente está prevista la construcción de ocho nuevas presas en este mismo río. Uno de esos proyectos, considerado uno de los más destructivos, es el de la central hidroeléctrica de Phou Ngoy, en Laos. Las comunidades ribereñas de los ríos Mekong y Mun, que luchan contra la instalación de esta nueva central, advierten de que su construcción, en paralelo con otros proyectos de represas, supondría la muerte definitiva del río Mekong.

El gobierno de Indonesia, a su vez, está decidido a impulsar la construcción de megarepresas hidroeléctricas en los próximos años bajo el lema de la ‘transición verde’. Al norte de la isla de Kalimantan, en el río Mentarang, ya está en marcha la construcción de una megarepresa, la más grande de Indonesia, que amenaza directamente la supervivencia de cerca de 10 comunidades indígenas Punan, además de otras 20 que se verán afectadas de forma indirecta. La electricidad generada por esta central se destinaría a otros dos megaproyectos ‘verdes’: un parque industrial llamado KIPI, situado en la costa, y la nueva capital ‘verde’ de Indonesia, cuyos impactos son igualmente devastadores (1). Además, en otras islas del archipiélago se prevén otros megaproyectos hidroeléctricos igualmente destructivos, como en Papúa, con grandes proyectos de construcción de represas en los ríos Mamberano, Warsamson y Muyu.

La experiencia de lucha y resistencia de las comunidades de la región del Mekong animó a las comunidades Punan de Indonesia a visitarlas para intercambiar experiencias. Este encuentro se celebró en febrero de 2025, durante cuatro días, y fue un momento de profundo intercambio entre activistas seguros de que, a pesar de todas las diferencias, no hay otro camino sino avanzar colectivamente para enfrentar la nueva ola de hidroeléctricas que ya está en marcha en la región.

Con motivo del 14 de marzo, Día Internacional de Acción contra las Represas, las comunidades reunidas emitieron la declaración que se presenta a continuación, en la que reafirman la importancia y el compromiso de la lucha conjunta, y declaran que: “nos mantenemos unidos, determinados en nuestra lucha colectiva para defender nuestros ríos, bosques y nuestros futuros de las falsas soluciones verdes y la codicia corporativa”.

Lee la declaración a continuación y haz clic aquí para firmarla:

(1) Para más información sobre KIPI y los devastadores efectos de la nueva capital de Indonesia consulta los Boletines 268 y 264 del WRM, respectivamente, disponibles en WRM



Declaración Conjunta
De comunidades que resisten a los grandes proyectos hidroeléctricos
en el Sudeste Asiático, América Latina y el mundo

Esta es una declaración de representantes de comunidades del río Mekong en Tailandia, del río Mentarang en Indonesia y de América Latina, quienes se reunieron en Tailandia en febrero de 2025 para intercambiar experiencias y fortalecer sus luchas contra los destructivos proyectos de represas. Estas luchas no existen de manera aislada; representan y se mantienen junto a decenas de otras luchas que resisten los proyectos y planes de represas a gran escala a lo largo de los ríos de la región del Mekong, desde China hasta Vietnam; a través de Indonesia, desde Papúa hasta Sumatra; por toda América Latina; y en muchas otras partes del mundo.

En este Día Internacional de Acción contra las Represas, nosotros, los Pueblos Indígenas y las comunidades de base cuya supervivencia depende de nuestros ríos, nos unimos para rechazar la falsa afirmación de que las grandes represas hidroeléctricas son energía limpia.

Durante décadas, nuestras tierras, aguas y formas de vida han sido sacrificadas bajo la bandera del llamado desarrollo. Las promesas vacías de empleos, prosperidad y energía limpia han resultado, en cambio, en hogares inundados, medios de vida destruidos, pesquerías colapsadas y devastación ambiental irreversible.

A medida que la crisis climática se utiliza como arma para acelerar el impulso global hacia la energía renovable, reafirmamos, con total claridad y convicción:

Las grandes represas hidroeléctricas no son energía limpia. Son motores de violencia, desplazamiento y destrucción.

Los gobiernos, las corporaciones y las instituciones financieras continúan imponiendo proyectos destructivos de represas en el sudeste asiático continental, desde el Mekong hasta el Mentarang, así como en otros ríos vitales de América Latina y en todo el mundo. Estos proyectos se comercializan fraudulentamente como energía verde, incluso cuando arrasan con ríos, bosques y comunidades indígenas. Detrás de estas represas se encuentran poderosos esquemas de comercio de energía centralizados, como la Red de Energía de la ASEAN, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y los Proyectos Estratégicos Nacionales de Indonesia, todos generando ganancias para las empresas a expensas directas de las comunidades y los ecosistemas.

Las amenazas se extienden mucho más allá de las represas hidroeléctricas. A través de las regiones, otros tipos de represas, las represas de desechos mineros impulsadas por la implacable extracción de minerales para la llamada economía baja en carbono, ponen en peligro a las comunidades cercanas con graves riesgos, como lo demostraron trágicamente los colapsos de las represas de Mariana y Brumadinho en Brasil. Al mismo tiempo, las represas de riego construidas para servir a grandes proyectos agroindustriales están causando graves daños ambientales y sociales, mientras profundizan aún más la crisis hídrica.

Nosotros, comunidades unidas a lo largo del sudeste asiático, América Latina y todo el mundo, exigimos:

1. El fin inmediato del financiamiento y la compra de energía proveniente de represas destructivas.

2. El rechazo de todos los proyectos de represas a gran escala que devastan los ríos, fuerzan el desplazamiento de las comunidades y aceleran la crisis climática.

3. Una transición energética genuina liderada por la comunidad, basada en los derechos de las comunidades y fundamentada en la restauración ecológica, no en mega-proyectos corporativos.

Nos mantenemos unidos, determinados en nuestra lucha colectiva para defender nuestros ríos, bosques y nuestros futuros de las falsas soluciones verdes y la codicia corporativa.

14 de marzo de 2025

FIRMA EN SOLIDARIDAD
(Fecha límite: 31 de mayo)

1. Gerakan Selamatkan hutan, tanah dan Manusia Malamoi (Tolak Bendungan Warsamson) — Save Forest, land and Malamoi people movement (Against Warsamson River Dam), Indonesia
2. Hug Chaingkhan Community group, Thailand
3. Hug Mekong Association, Thailand
4. Komunitas Masyarakat Hukum Adat suku Muyu ( Tolak Bendungan kali Muyu) — Indigenous People Muyu Tribe Community (Against Muyu River Dam), Indonesia
5. Living River Association, Thailand
6. MAB (Movement of People Affected by Dams in Brazil)
7. MAR (Movement of People Affected by Dams), Latin America
8. Northeastern Mekong River Protection Network, Thailand
9. Northeastern Network for Natural Resources and Environment, Thailand
10. People’s Network to Protect the Mekong River, Thailand
11. Punan Sekalak Community, Mentarang-Tubu River, North Kalimantan, Indonesia
12. Thai Mekong People in 8 Provinces
13. Southern Peasants' Federation of Thailand (SPFT)
14. Tamui Community-Based School, Thailand
15. Lao Highlander Network
16. Mekong Community Institute Association (MCI), Thailand
17. Ubon Monitoring Group on Flood and Mekong Dams (UMFD)
18. Earthrights international. Mekong
19. ETOs Watch Coalition
20. Focus on the Global South (FOCUS)
21. Human Rights and Environment Association, Thailand
22. Just Energy Transition in Thailand (JET in Thailand)
23. Land Watch Thai
24. Laos Dam Investment Monitor (LDIM)
25. Mekong Energy and Ecology Network (MEENet)
26. Nature care, Thailand
27. NUGAL Institute for Social and Ecological Studies, Indonesia
28. Project SEVANA South-East Asia
29. School of Democratic Economics, Indonesia
30. The Association of Northeast Thailand Community Network in 7 Provinces along the Mekong Basin (ComNetMekong)
31. The Mekong Butterfly, Thailand
32. Towards Organic Asia (TOA)
33. World Rainforest Movement (WRM)