Artículos del boletín

Continúan las desgarradoras historias de gente que se muere de hambre en Kenia, que ponen de relieve el problema de la sequía y sus causas. Kenia, la nación más rica del este africano y destino privilegiado de los turistas que visitan en masa sus reservas y parques en busca de safaris para sus vacaciones, está pasando por una grave crisis de escasez de lluvias, lo que afecta sus cultivos. La cantidad de personas que se enfrentan a la muerte por inanición sigue ascendiendo y pasó de 2,5 millones en diciembre a 4 millones hoy, según el Ministerio keniata de operaciones de emergencia.
Aunque kilómetros y kilómetros de monocultivos de pinos pueden resultar agradables a la vista de aquellos con una forma de mirar las cosas más propia del hemisferio norte, pueden ser también muy negativos para el ambiente. Los activistas ecologistas llaman “la muerte verde” a las plantaciones de árboles exóticos y señalan que estos árboles desplazan las especies nativas, muy pocas de las cuales pueden vivir en las plantaciones.
Birmania, cuya población supera los 40 millones, goza de una gran variación de lluvias, temperaturas, suelo y topografía, lo que resulta en varios tipos diferentes de bosque, desde los paisajes templados y tropicales que se extienden desde el Himalaya, al norte y al este, hasta los bosques de baja altitud, los manglares y los arrecifes de coral en el sur. La conservación global de Birmania es significativa debido, en parte, al hecho de que contiene ecotipos ya destruidos en los países vecinos, como el bosque pluvial peninsular de baja altitud.
Durante la reciente “Cumbre de los mariscos”, conferencia organizada por Seafood Choice Alliance (Seattle, 29 y 30 de enero de 2006), el “especialista en acuicultura” del WWF, Aaron A. McNevin, PhD, anunció que el WWF ha formado la Alianza para la Acuicultura Sustentable, que está trabajando en pos de algún tipo de certificación del camarón de cultivo basada en las prácticas de mejor manejo.
Es oficial. El Proyecto de Plantaciones Industriales del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) en Laos ha aumentado la pobreza. En un informe de diciembre de 2005, el Departamento de Operaciones del Banco concluye que el proyecto “no logró mejorar las condiciones socioeconómicas de los beneficiarios a quienes estaba dirigido, dado que las personas se sumergieron más en la pobreza al tener que pagar los préstamos que financiaron las plantaciones fallidas”.
¿Pueden las personas coexistir con los bosques? Esta pregunta recurrente volverá a estar en el tapete si la controvertida ley de bosques comunitarios llega al Parlamento para la votación final. Pero el caso es que se está planteando la pregunta equivocada. Si realmente queremos proteger los bosques que quedan, aquéllos que han sobrevivido a una serie de saqueos estatales, la pregunta que hay que hacerse es diferente: ¿Pueden nuestros bosques sobrevivir al mal manejo y la explotación estatales si no permitimos la participación de la gente y la supervisión pública?
Queremos compartir con nuestr@s lector@s el anuncio de dos documentales sobre los desastrosos impactos de la minería en Guatemala. El primero de ellos se titula: “EXPLOTACION DE ORO A CIELO ABIERTO EN GUATEMALA; PROYECTO MARLIN”. El documental trata las actividades de una empresa minera transnacional que en el año 1996 comenzó la exploración de parte del territorio de San Marcos en búsqueda de oro.
En noviembre de 2005 cientos de quilombolas marcharon por las calles de São Mateus, en el norte del Estado de Espírito Santo, para protestar contra Aracruz Celulose, la mayor productora de pulpa de eucalipto blanqueada del mundo. Algunas de las pancartas decían "Aracruz Celulose: Estás en contra de la vida, devuélvenos nuestras tierras para producir alimentos", "Trabajadores mutilados por Aracruz Celulose exigen sus derechos", "Presidente Lula: ¡el futuro de los pueblos indígenas es más importante que exportar celulosa!".
Luego de que los tractores de la empresa forestal y celulósica Aracruz Celulose, con el respaldo de la Policía Federal, desalojaron violentamente las aldeas Tupinikim y Guaraní el pasado mes de enero (véase el boletín Nº 102 del WRM), las autoridades brasileñas recibieron cientos y cientos de mensajes de solidaridad con la lucha de los indígenas para recuperar sus tierras legítimas.
Integrante, junto con el Fondo Monetario Internacional, de la “familia” Bretton Woods, desde su creación en 1944 el Banco Mundial ha sido y continúa siendo un actor principal en la confección y aplicación de las políticas macroeconómicas de los países del Sur, financiando a empresas públicas y privadas en emprendimientos que califica de “desarrollo” (desde construcción de carreteras hasta instalación de fábricas de celulosa).
Hasta hace poco tiempo, los países nórdicos eran relativamente poco conocidos en el Sur. Finlandia, Noruega y Suecia eran a lo sumo conocidos por cuestiones positivas como su legislación social progresista, su solidaridad frente a las dictaduras del Sur, compositores como Sibelius, el Premio Nobel y aspectos más populares como famosos jugadores de tenis, corredores de autos, las olimpíadas de Helsinki o el mundial de fútbol en Suecia.
En los bosques del norte de la República del Congo, los Mbendjele son un pueblo escondido. Esta tribu pigmea ha coexistido con su medio ambiente por miles de años, viviendo enteramente de los recursos del bosque. Su impacto sobre el bosque es tan mínimo que en las imágenes satelitales es imposible detectar cualquier evidencia de las actividades de este pueblo cazador-recolector.