Artículos del boletín

En mayo de 2002, un grupo de participantes de la 4ta. Reunión Preparatoria para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable (CMDS) de Johannesburgo, decidieron agruparse bajo una bandera común para ejercer influencia sobre los delegados gubernamentales acerca la necesidad de reconocer el manejo comunitario e indígena de los bosques como una herramienta viable para mitigar la pobreza y conservar el medio ambiente del planeta.
Para que los pobladores locales tengan confianza en que percibirán los beneficios de sus esfuerzos, el manejo comunitario de bosques requiere la tenencia segura de la tierra. El mapeo comunitario puede ser una herramienta poderosa para ayudar a las comunidades a considerar el tema de sus tierras, representar su sistema de uso de la tierra y hacer valer sus derechos sobre los bosques cuyo control procuran asegurar.
En Guatemala a pesar de que el 20% de las regiones boscosas se encuentra bajo sistemas en áreas protegidas, el continuo avance de la frontera agrícola producto de la distribución desigual de los medios de producción --especialmente tierra-- han dejado como secuela pobreza y exclusión social. Esta situación se agrava en zonas rurales donde la mayoría de la población depende de bosques.
Al parecer se está generando una importante corriente de apoyo para los bosques comunitarios, a juzgar por el discurso del Banco Mundial, las Naciones Unidas y las ONGs de todo el mundo. Por ejemplo, el Objetivo 3: Meta 4 del Programa de Trabajo de los Bosques aprobado en la sexta conferencia de las partes del Convenio sobre Diversidad Biológica dice: "Permitir a las comunidades indígenas y locales desarrollar e instrumentar sistemas comunitarios adaptativos de manejo para conservar y hacer uso sustentable de la diversidad biológica de los bosques".
El mundo está perdiendo sus bosques. En todo el planeta son muchas las personas que sufren por procesos destructivos que los privan de los recursos naturales que han sido la base de su sustento. El WRM y muchas otras organizaciones de todo el mundo han venido denunciando desde hace mucho tiempo esta situación y brindando su apoyo a los pueblos que luchan en defensa de sus bosques y sus derechos.
El dictador militar brasileño Emilio Garrastazu Medici bien puede ser considerado como uno de los ejemplos más prominentes del enfoque racista y destructivo sobre los bosques, que predominó en la mayor parte de los países tropicales durante la segunda mitad del siglo XX. Ejemplos similares de promotores de este enfoque se pueden encontrar fácilmente en África, Asia, Oceanía y Latinoamérica.
Desde el siglo XIX los derechos de propiedad de los habitantes de los bosques de Camerún no han figurado siquiera en las decisiones importantes de los gobernantes.
El 1º de octubre es la fecha prevista para la audiencia del caso presentado ante la Suprema Corte del país por un grupo indígena que habita el bosque Mau de Kenia. Esta audiencia representa el intento más reciente del pueblo Ogiek en su esfuerzo por proteger al bosque --que es su hogar-- de la destrucción.
Los habitantes indígenas de Ruanda son los Twa, un pueblo "pigmeo", que originariamente vivían como cazadores y recolectores en los bosques de gran altitud alrededor de los lagos del área de Albertine de África Central, hoy en territorio de los países de Ruanda, Burundi, Uganda y República Democrática de Congo (RPD). En algunas partes de la RDC, los Twa todavía pueden vivir una existencia basada en el bosque.
Los Batwa (conocidos como "pigmeos") son los pueblos indígenas que habitan el suroeste de Uganda. De acuerdo con los registros históricos y la historia oral, los Batwa eran los únicos habitantes de esas tierras por lo menos hasta mediados del siglo XVI. Han sido principalmente cazadores y recolectores, algunos en los bosques montañosos y otros en los bosques de sabana o en ambientes lacustres.
A pesar de décadas de presiones sobre sucesivos gobiernos para obtener el pleno reconocimiento legal de sus derechos tradicionales a la tierra, los 55 a 60.000 amerindios de Guyana todavía se encuentran en una de las situaciones más precarias de América del Sur en materia de tenencia de la tierra: muchas comunidades no poseen ningún tipo de título legal sobre sus tierras, mientras otras sólo cuentan con un título inseguro que apenas cubre una fracción de su territorio ancestral, y que puede ser revocada en cualquier momento en forma unilateral por el Ministerio de Asuntos Amerindios.
En diciembre de 2000 la compañía Pluspetrol con sede en Argentina ganó la concesión para extraer gas natural de la cuenca de Camisea en el sudeste de Perú. Sin embargo, la intención de Pluspetrol de realizar operaciones sísmicas y de perforación dentro de la reserva estatal de los Nahua/Kugapakori ha dado inicio a una controversia debido a los impactos potenciales que sufrirían los habitantes indígenas que viven en esa zona en aislamiento voluntario y en etapas iniciales de interacción directa con la sociedad nacional.