Artículos del boletín

La fábrica de celulosa y rayón de Indorayon (PT IIU) en Porsea, Norte de Sumatra, ha provocado un prolongado conflicto ambiental en la región, donde los campesinos y las ONGs locales han venido exigiendo su clausura debido a la contaminación que afectó al Lago Toba por causa de los efluentes emitidos por la industria, la destrucción de los bosques de la zona y la plantación de monocultivos forestales para obtener materia prima, al tiempo que los trabajadores de la planta quieren que ésta permanezca abierta, puesto que carecen de otras oportunidades de empleo en la región.
Durante la última década, Tailandia ha presenciado repetidas protestas contra las plantaciones de eucalipto. Campesinos han participado de marchas, arrancado árboles de raíz, incendiado plantaciones, declarado sus tierras como "libres de eucaliptos" y mejorado el suelo donde hubo plantaciones de eucalipto, a través de prácticas de forestación comunitaria (ver Boletín 8 del WRM).
Las palmeras son típicas del paisaje de la costa pacífica de Honduras, habitada por las comunidades garífuna. Las mismas son descendientes de población procedente de Africa que fue traída a la región luego de la conquista española y han desarrollado una cultura fuertemente relacionada con su ambiente, del cual la palma es un componente esencial. Las palmeras ocupan una superficie de 6.000 hectáreas y alrededor de un millón de personas dependen directa o indirectamente de ellas.
La Reserva de la Biósfera Maya en la región del Petén ha estado en el centro de una fuerte controversia en la que han estado involucradas comunidades campesinas, ONGs guatemaltecas e internacionales, el gobierno nacional y empresas petroleras. El problema comenzó en 1997, cuando el gobierno hizo un llamado a licitación para la explotación petrolera en un área de 300.000 hectáreas pertenecientes a esa Reserva, parte de la cual comprende un territorio que ha sido tradicionalmente utilizado por las comunidades locales.
La norteña Provincia de Santiago del Estero está habitada mayormente por gente de descendencia combinada de quichuas y españoles. A lo largo del siglo XIX la provincia -al igual que toda la región del Gran Chaco- sufrió la destrucción ambiental provocada por poderosas empresas madereras europeas, que utilizaban a los campesinos como trabajadores en un sistema semiesclavista. Luego de que la región fue casi completamente deforestada y el maderero ya no resultaba una actividad rentable, las empresas extranjeras abandonaron el país, dejando tras de si un paisaje de desolación y pobreza.
La noticia de la asociación de Stora Enso con Aracruz Celulose es por cierto una mala noticia para la población local en los estados brasileños de Bahía y Espírito Santo, dominados por tres grandes empresas de fabricación de celulosa, como son Veracel, Aracruz y Bahía Sul. Ahora la propiedad de Veracel pasará a ser compartida por Stora Enso y Aracruz, permaneciendo el 10% de las acciones restantes en manos del grupo brasileño Odebrecht.
En Chile el sector forestal ha alcanzado un enorme desarrollo, básicamente gracias a los recursos que el estado le ha asignado y al agresivo comportamiento de las empresas, que han actuado ignorando por completo a la gente y al medio ambiente, determinando de ese modo la desaparición de poblados, la apropiación de territorios tradicionales pertenecientes a los Mapuche y la deforestación de vastas zonas para dar lugar a la plantación de monocultivos de pino y eucalipto. Podría pensarse que ese "desarrollo" por lo menos habrá traído bienestar a los trabajadores empleados en el sector.
Los exuberantes manglares de la costa del Pacífico ecuatoriano han estado sufriendo durante mucho tiempo los efectos de la producción industrial de camarón, la cual, junto a la visión cortoplacista y el irresponsable comportamiento del gobierno al respecto, es causante de la destrucción de este ecosistema de gran valor en materia de biodiversidad, fuente de medios de vida para las comunidades locales y protección de la costa (ver Boletines 14, 21 y 24 del WRM).
Las dos terceras partes del territorio mexicano estuvieron alguna vez cubiertas de diferentes tipos de formaciones boscosas, como los bosques ribereños, el matorral espinoso chapultepeco, el bosque bajo espinoso, la selva alta perennifolia, el matorral crausicaule, la selva mesófila de montaña y muchas otras. Aun hoy en día México está considerado como país "megadiverso" en relación con la flora y la fauna, parte de la cual vive en dichos bosques y matorrales. Durante las últimas décadas estas ricas áreas han estado sometidas a un proceso de degradación y destrucción.
La destrucción de los bosques con el fin de liberar espacio para monocultivos forestales es un hecho documentado en muchos países del Sur. Un proceso similar pero menos conocido se está dando en la región sudeste de los EE.UU. Los estados de Alabama, Lousiana, Tennessee y Carolina del Norte han sido y siguen siendo invadidos por enormes plantaciones de pino taeda.
Vastas zonas de la sureña isla de Tasmania en Australia están siendo ocupadas por monocultivos forestales como "sumideros de carbono", los cuales están generando preocupación a diferentes niveles (ver Boletín 35 del WRM). Por otra parte, la industria maderera también está promoviendo activamente las plantaciones para producción de madera.
La Isla de Pascua (Rapa Nui en lenguaje polinesio) es mundialmente famosa por sus enormes estatuas antropomórficas construidas en piedra y por los enigmas que las envuelven. Sin embargo, la mayoría de la gente no ha escuchado nada acerca de la degradación ambiental de la isla y de las consecuencias que ello tuvo sobre la sobrevivencia de su gente.