Artículos del boletín

El Primer Ministro de Papua Nueva Guinea (PNG) Mekere Morauta ha anunciado la intención del nuevo gobierno de imponer una moratoria a nuevas operaciones de madereo y de revisar las concesiones vigentes, muchas de los cuales se supone que han sido inadecuadamente otorgadas e implementadas. El anuncio fue bien recibido por las ONGs ambientalistas, las que consideran que ya es hora de frenar toda nueva concesión forestal en gran escala en el país.
La creciente demanda de papel y cartón, en especial en los países del Norte, constituye una de las causas directas de la deforestación y, al mismo tiempo, de la expansión de las plantaciones para pulpa -las que a su vez generalmente son una causa adicional de deforestación- para la obtención de fibra. La producción y el consumo de papel a nivel global han alcanzado guarismos tan alarmantes, que esta industria se ha convertido en una de las que demanda más recursos y genera más contaminación a nivel mundial.
"Undermining the forests. The need to control transnational mining companies: a Canadian case study" por Forest Peoples Programme, Philippine Indigenous Peoples Links y el World Rainforest Movement, publicado en enero de 2000, es el segundo informe en inglés de una serie que se centra en los impactos sociales, ambientales, económicos y políticos de las empresas transnacionales sobre los bosques y su gente. El primero de ellos, titulado "High Stakes; The Need to Control Transnational Logging Companies:a Malaysian case study" fue publicado por el WRM y Forests Monitor en agosto de 1998.
Lo que aconteció en Seattle fue histórico. Más allá de si el fracaso de la conferencia ministerial en arribar a un acuerdo fue el resultado de la acción de las miles de personas en las calles, o de las contradicciones internas de los gobiernos -o de una combinación de ambas- el hecho es que la historia se construyó en las calles y no en los conciliábulos a puertas cerradas entre los países del Norte.
Entre el 70 y el 80% de los bosques existentes originalmente en Nigeria han desaparecido y hoy en día la superficie ocupada por selva es de apenas el 12%, aún teniendo en cuenta que el país se extiende enteramente en la región tropical. La totalidad de las cuencas que todavía tienen relictos de bosque primario, y que comprenden unos 7.000 km2, está localizada en el estado de Cross River. Allí se encuentran asimismo 1.000 km2 de manglares y bosques de pantano, siendo la explotación del petróleo una importante causa de su degradación y destrucción (ver Boletín 22 del WRM).
¿Qué es un lote forestal? ¿Se trata de un trozo de terreno donde se plantan árboles para satisfacer las necesidades de leña y madera de las comunidades rurales? ¿O es en cambio una pequeña fracción de una gigantesca plantación industrial, para cubrir las necesidades de pulpa y papel de la sociedad industrial del Primer Mundo? Una respuesta exacta a esa pregunta ayudaría a eliminar la incertidumbre que hay en mi mente. Sin embargo, no ha llegado ninguna respuesta clara y en los últimos veinte años en que he vivido en Zululandia he llegado a las siguientes conclusiones.
Los bosques de Tanzania están desapareciendo de manera acelerada y la tala ilegal es la principal causa de ello. El gobierno no sólo parece ser incapaz de abordar la presente situación, sino que los propios funcionarios forestales han sido acusados de estar directamente implicados en el comercio ilegal de madera. Entre los sospechosos se encuentran también comerciantes del rubro, aserraderistas, compañías madereras y particulares (ver Boletín 27 del WRM).
A través de diversas vías, el Banco Mundial es uno de los mayores y más poderosos impulsores del modelo de monocultivos forestales que prevalece actualmente. La Corporación Financiera Internacional (CFI), que forma parte del Grupo Banco Mundial y tiene como cometido específico la promoción de inversiones del sector privado en países "pobres", ha estado invirtiendo directamente en proyectos vinculados a plantaciones forestales, como ser en Kenia y Brasil.
Los incendios intencionales, los monocultivos forestales y la minería constituyen causas directas de la deforestación en Indonesia. Además, los derechos tradicionales de los pueblos indígenas sobre sus territorios son ignorados. Como consecuencia, las otrora vastas y exuberantes selvas del país están desapareciendo y, de acuerdo con dos recientes estudios independientes, la tasa de deforestación es mayor que la que las autoridades están dispuestas a admitir.
Varias ONGs -entre las cuales el Borneo Resources Institute (BRIMAS), Sahabat Alam Malaysia (Amigos de la Tierra), SACCESS, Keruan Association Sarawak, Centre for Orang Asli Concerned (COAC) y EPSM/CETDEM- asistieron al primer encuentro consultivo del Consejo Nacional Malasio de Certificación de la Madera (NTCC) realizado del 18 al 21 de octubre pasados en Kuala Lumpur.
Durante años el proyecto de la represa de Bakun ha generado gran preocupación entre las ONGs ambientalistas y sociales y las organizaciones de pueblos indígenas en Sarawak y en todo el mundo. Las mismas se han opuesto desde siempre a este megaproyecto por resultar perjudicial para los bosques primarios remanentes de Sarawak que se encuentran en el área de inundación y para los pueblos indígenas que allí habitan (ver Boletines 2, 9 y 24 del WRM).
Tan sólo un 3% de la densa selva tropical que alguna vez existió en Filipinas está hoy todavía en pie y menos del 1% del bosque se encuentra en estado prístino (ver Boletín 27 del WRM). La Provincia de Aurora, que se localiza entre las montañas de la Sierra Madre y el Océano Pacífico constituye una excepción, puesto que a diferencia del resto del país, mantiene todavía más del 50% de la cobertura forestal original, incluyendo porciones de bosque primario. A lo largo de la costa se extienden 430 hectáreas de manglares.