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En un trabajo de tesis para el Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universitat Autónoma de Barcelona se analizan los impactos sociales y ambientales de los monocultivos forestales en el caso del proyecto que lleva adelante el consorcio holandés FACE en los Páramos Andinos del Ecuador. Su autora -Verónica Vidal- trabajó durante varios meses en esa región de pasturas del Ecuador, habitada por campesinos indígenas, que es fundamental para el mantenimiento del ciclo hidrológico y además alberga altos niveles de biodiversidad.
El WRM ha publicado un nuevo documento informativo para la Campaña sobre Plantaciones titulado "The carbon shop: planting new problems", en su versión en inglés, cuyo autor es Larry Lohmann. Es este el tercer documento de nuestra serie relacionada con los monocultivos forestales y, como en las dos anteriores, su propósito es facilitar la comprensión del tema de las plantaciones por parte de la opinión pública.
Los impactos provocados por los monocultivos forestales son generalmente analizados bajo dos grandes encabezados: ambientales y sociales. En el primer grupo se incluyen los impactos sobre el agua, el suelo, la flora, la fauna y el paisaje, en tanto en el segundo se tratan los efectos sociales y económicos.
Luego de la movida de Aracruz para solicitar la certificación del FSC para sus plantaciones de eucalipto en el estado de Bahía -evitando al mismo tiempo la polémica cuestión del despojo de las tierras de los Tupiniquim y Guaraní como consecuencia de las plantaciones de la compañía en el estado de Espírito Santo- gran número de organizaciones y personas preocupados por el tema realizaron un seminario el pasado mes de octubre en Vitoria, Espírito Santo, a efectos de analizar este amenazante escenario.
El pasado mes de noviembre recibimos un mensaje de la ONG Native Forest Network-Southern Hemisphere - NFN (Red Bosque Nativo - Hemisferio Sur), que tiene su sede en Tasmania, donde se nos informaba que el gigante australiano North Ltd. está planeando invertir en plantaciones para pulpa en el Uruguay.
Corporaciones multinacionales, con el apoyo de algunas organizaciones académicas y gobiernos, están trabajando intensamente para producir y criar árboles genéticamente modificados (GM). Este desarrollo está provocando gran preocupación a nivel de sectores informados de la opinión pública, quienes con toda razón temen que estos organismos artificialmente creados se conviertan en una amenaza para el ambiente, y puedan provocar irreparables desequilibrios en los ecosistemas forestales del mundo.
Algunas de las conclusiones y recomendaciones del Taller Latinoamericano sobre los Impactos de una Eventual Ronda del Milenio de la OMC, realizado los días 6 y 7 de noviembre ppdo. en Quito, Ecuador, están muy relacionadas con los problemas generados por el modelo dominante de plantaciones forestales.
El Caucus de los Pueblos Indígenas, convocado y patrocinado por las organizaciones Indigenous Environmental Network USA/CANADA, Seventh Generation Fund USA, International Indian Treaty Council, Indigenous Peoples Council on Biocolonialism, the Abya Yala Fund y TEBTEBBA (Indigenous Peoples’ Network for Policy Research and Education) emitió una declaración el 1 de diciembre en Seattle, en ocasión de la Tercera Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio.
La noticia de que el gigante de la pulpa blanqueada de eucalipto Aracruz Celulose había solicitado la certificación del FSC provocó una conmoción en los dos estados brasileños -Bahía y Espírito Santo- donde opera. Como consecuencia, un gran número de organizaciones e individuos preocupados por la expansión de los monocultivos forestales en la región -comprendidos los de Aracruz, los de Bahía Sul y los de Veracel- se unieron para evitar que esa compañía recibiera la aprobación del FSC.
Uno de los argumentos utilizados por los promotores de las plantaciones forestales en gran escala (encabezados por la industria de la pulpa y del papel) es que las mismas contribuyen al bienestar de las zonas rurales donde se instalan, aumentando las oportunidades de empleo. Esta cuestión es crucial: como sabemos, el desempleo es una de las consecuencias más negativas del actual proceso de globalización, de modo que toda actividad que prometa aumentar los puestos de trabajo puede ser percibida como atractiva por parte de la población local.
La empresa francesa de automóviles Peugeot "preocupada por el ambiente" decidió hacer algo en relación con el efecto sobre el calentamiento global que tienen los millones de autos que ella produce. Por supuesto que nada radical, como por ejemplo, cambiar hacia nuevos tipos de combustible. En cambio, la empresa decidió tomar por el atajo y plantar árboles para "secuestrar carbono" en el estado de Mato Grosso en Brasil. El proyecto comenzó a ser implementado el año pasado, con la finalidad de convertir 12.000 hectáreas de pasturas "degradadas" en plantaciones.
La promoción de las plantaciones forestales como medida para combatir el calentamiento global ha recibido todo tipo de críticas. Por un lado, que las plantaciones no alivian la presión de uso sobre los bosques, que son reservorios de carbono, sino que constituyen una causa directa de su destrucción. De acuerdo con un análisis de imágenes satelitales, durante los años '80, el 75% de las nuevas plantaciones en países tropicales fue realizado por sustitución de los bosques existentes diez años antes.