Otras informaciones

Casi cinco décadas después de iniciar su implantación, el monocultivo de eucalipto se ha tornado en el factor principal de deterioración de los recursos hídricos en la zona semi-árida de Minas, afirma el técnico Walter Viana, responsable de la Fiscalización Ambiental de la Superintendencia de Medio Ambiente de Desarrollo Sostenible del Norte de Minas y autor de una tesis sobre desertificación en la región.
En 2015, se les informó a tres comunidades en Costa de Marfil que el gobierno había otorgado a la empresa Compagnie hévéicole de Prikro (CHP), filial en Costa de Marfil de la sociedad belga Société d'investissement pour l'agriculture tropicale (SIAT), una concesión que abarcaba un total de 11 mil hectáreas, para establecer una plantación industrial de caucho. Un informe reciente de la ONG GRAIN relata la lucha continua de estas comunidades para recuperar sus tierras. Pueden acceder al informe en:
Este informe (en inglés), compilado por el WRM y la coalición Timberwatch, ahora también está disponible en swahili. El informe se enfoca en los diversos factores internos y externos que determinan cambios en la extensión de las tierras abarcadas por plantaciones industriales de árboles en 11 países del este y el sur de África: Malawi, Mozambique, Zambia y Zimbabwe; Kenia, Tanzania y Uganda; Sudáfrica, Swazilandia y Lesotho; y Madagascar. Pueden acceder al informe en swahili en:
La III Conferencia Triangular de los Pueblos organizada por la Campaña No a ProSavana reunió en octubre de 2017 a personas y organizaciones de Brasil, Mozambique y Japón en Maputo, Mozambique. La Conferencia se dio en un contexto en el que el gobierno de Mozambique prioriza las asociaciones público-privadas que tienen como principal objetivo el permitir el ingreso de grandes inversiones en el agronegocio, la minería y los hidrocarburos.
Comunicado de la Campaña Global para Reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el Poder Corporativo y poner fin a la impunidad:
Desde 2003, el campamento que lleva el nombre del ambientalista José Lutzenberger, ha conciliado la producción de alimentos libre de agrotóxicos con la recuperación del bosque nativo llamado “Mata Atlántica”. Debido a eso, fue escogido para el premio Juliana Santilli, en la categoría de ampliación y conservación de la agrobiodiversidad. El área, degradada por décadas por la actividad pecuaria de los hacendados, se ha ido recuperando lentamente.
Un nuevo informe de la ONG Survival International documenta graves casos de abusos generalizados y sistemáticos contra los derechos humanos desde 1989 hasta la fecha en Camerún, República del Congo y República Centroafricana, por parte de guardaparques financiados y equipados por World Wildlife Fund (WWF ) y Wildlife Conservation Society (WCS), la organización matriz del zoológico Bronx de Nueva York.
En el mes de octubre se reunió en Ginebra el Grupo de Trabajo Intergubernamental del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, encargado de desarrollar un “instrumento internacional jurídicamente vinculante para regular las actividades de las empresas transnacionales y otras empresas con respecto a los Derechos Humanos”.
La Reserva Natural Numto, de Rusia, en el oeste de Siberia, contiene un lago sagrado, grullas en peligro de extinción y humedales valiosos para los pueblos indígenas Nenet y Khanty. El año pasado, el gobierno regional rediseñó las fronteras de la reserva natural para dar paso a nuevas actividades de perforación de la compañía petrolera rusa Surgutneftegas, lo que obligó a los grupos indígenas a desplazarse.
Una entrevista con la profesora de la Universidad de Ghana, Dzodzi Tsikata, deja en claro que “cualquier persona que se declare feminista no puede dejar de reconocer la conexión entre los derechos de las mujeres y el derecho a la tierra.” Por lo tanto añade que “los derechos de las mujeres afectan muchas esferas interconectadas que no se pueden separar. Si se enfoca solamente un aspecto y se ignora el resto, no se concretan los derechos de las mujeres.” Lea la entrevista completa en español en:
El poder comercial de la industria de la palma de aceite en Indonesia se entrelaza con los políticos y las autoridades gubernamentales al más alto nivel, lo que provoca un acaparamiento violento de las tierras de las comunidades campesinas y tradicionales.