La finan¿qué?
El término financierización puede resultar ajeno, complejo, rebuscado. Puede dar lugar a preguntar “finan¿qué?”. No obstante, está cada vez más presente en los debates y reflexiones de la sociedad civil, inclusive vinculado a la creciente especulación financiera sobre la vida, incluidos los bienes y componentes de la naturaleza, como los bosques, que son fundamentales no solamente para la supervivencia de las comunidades locales sino para todo el planeta.
Artículos del boletín
Durante la conferencia Rio+20, hechos relacionados con el evento como la expulsión de un activista mozambiqueño y la realidad que afecta a las poblaciones locales, que sufren a manos de las grandes empresas patrocinadoras del evento oficial, muestran que el poder corporativo no tiene límites.
Quien estuvo en Río de Janeiro entre el 15 y el 23 de junio pudo observar tres procesos paralelos y diferentes pero conectados entre sí.
La compañía filipina A. Brown Inc. está en el negocio de la plantación y el procesamiento de la palma aceitera. En 2010, comenzó a plantar palma aceitera en 520 hectáreas de tierras públicas reclamadas por el pueblo indígena Higaonon.
Como parte de la Cumbre de los Pueblos organizada durante Río+20, se lanzó una Campaña Mundial contra las Transnacionales con la consigna “Desmantelemos el poder corporativo y pongamos fin a la impunidad”. La campaña apunta a unir los cientos de campañas, redes, movimientos sociales y organizaciones que luchan contra los impactos de las empresas multinacionales sobre los derechos humanos, la naturaleza y el planeta.
Aliados de 26 países de Asia, África, América y Europa se reunieron en Sumatra Occidental, Indonesia, del 10 al 15 de julio de 2012, convocados por La Vía Campesina y la Campaña Global por la Reforma Agraria, para analizar el tema “Reforma Agraria y Defensa de la Tierra y el Territorio en el silgo XXI: desafíos y futuro”.
Tradicionalmente, la palma aceitera siempre formó parte de la cultura de las comunidades de África occidental y central, que la plantaron en sus tierras y recogieron sus frutos, hojas y savia. Procesaban los frutos para obtener aceite de palma para su uso doméstico, o para venderlo en los mercados locales para la producción de vino de palma (ver el documento de información del WRM: “Oil palm in Africa: past, present and future scenarios”,http://wrm.org.uy/countries/Africa/Oil_Palm_in_Africa.html).
Salva la Selva ha lanzado una campaña para exigir al Deutsche Bank que se desvincule del gigante malayo del aceite de palma, FELDA Global Ventures Holding. Esta compañía pretende obtener en la bolsa tres mil millones de dólares para establecer nuevas plantaciones de palma aceitera en Indonesia y África, comprando zonas de bosque tropical, destruyéndolas y convirtiéndolas en enormes monocultivos.
El Deutsche Bank, uno de los mayores bancos alemanes, aduce que sus actividades no tienen impactos sociales ni ambientales adversos, pero está ayudando a FELDA a conseguir inversores.
En Chile, la arremetida de grandes grupos económicos forestales respaldados por el Estado se traduce en más de 3 millones de hectáreas cubiertas de monocultivos industriales de pino y eucalipto.
Algunas de las empresas con peor reputación mundial, como Rio Tinto, Dow y BP, están patrocinando los Juegos Olímpicos, utilizándolos como pantalla para esconder las violaciones de derechos humanos y ambientales que cometen en todas partes.
En momentos en que estamos publicando este boletín da comienzo la Cumbre de los Pueblos, en Brasil. En mayo, durante la reunión del Grupo de Articulación Internacional del Comité Facilitador para la Sociedad Civil rumbo a Río +20 de la Cumbre de los Pueblos (*), del cual el WRM forma parte, se lanzó un llamado internacional que queremos compartir con nuestros lectores, por la unidad y movilización de los pueblos, por la vida y los bienes comunes, por la justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la naturaleza y la “economía verde”.
En estos días, en Río de Janeiro, Brasil, se inicia la Conferencia conocida como Río+20, en la misma ciudad donde hace 20 años se celebró la Cumbre de la Tierra, o Cumbre de Río, o Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la primera megacumbre mundial con 8.000 delegados oficiales inscriptos, a la que asistieron 108 jefes de Estado y se realizó un foro paralelo de la sociedad civil con más de 5.000 participantes.