El 12 de febrero del presente año más de 100 grupos que trabajan en temas de medio ambiente, desarrollo y derechos humanos en la República Democrática del Congo (RDC), país asolado por la guerra, conformaron una alianza para oponerse al "desarrollo" de los bosques tropicales del país, que podría involucrar un gran aumento del madereo industrial.
Artículos del boletín
Décadas de deforestación y degradación de los bosques han provocado que solo queden intactos menos del dos por ciento de los bosques nativos de Ghana. Estos bosques han sido la fuente de sustento de los pueblos dependientes de los bosques, proporcionándoles leña, carbón, materiales de construcción, forraje, frutos, nueces, miel, medicinas, tinturas.
Swazilandia, un país sin acceso al mar, con una población de 1.161.219 de habitantes sobre 17.363 km² y casi completamente rodeado por Sudáfrica, tiene a la madera como su segunda actividad industrial luego del azúcar.
La minería ejerce impactos devastadores sobre el medio ambiente y los pueblos, pero también produce graves efectos específicos sobre las mujeres (ver Boletines del WRM Nº 71 y 79). Además de causar deforestación y contaminar la tierra, los ríos y el aire con desechos tóxicos, la minería destruye los espacios privados y culturales de las mujeres, robándoles su infraestructura de socialización y su rol social, y todo en beneficio de un puñado de grandes corporaciones.
El Parque Nacional Komodo (PNK) fue establecido por el gobierno de Indonesia en 1980 para proteger el hábitat del excepcional lagarto gigante Varanus komodoensis, también llamado dragón de Komodo. En 1995, el gobierno central invitó a The Nature Conservancy (TNC), organización con sede en EE.UU., para realizar el manejo conjunto del parque.
Durante cientos de años los pueblos indígenas Heuny y Jrou que habitan en los poblados de Nong Phanouane y Houay Chote han practicado la agricultura migratoria en sus bosques en la meseta de Boloven en el sur de Laos.
Ahora, funcionarios del gobierno les han dicho que tienen que dejar de practicar la agricultura migratoria y pronto serán obligados a abandonar la zona. ¿La razón? Tienen la mala suerte de vivir en una cuenca que el gobierno declara que debe ser protegida en función de una represa hidroeléctrica que ha sido propuesta.
Comunidades locales de toda Malasia rechazan el intento del país de “maquillar de verde” a su industria maderera. Durante la reunión de la COP-7 del Convenio sobre la Diversidad Biológica realizada en Malasia el pasado mes de febrero, representantes de 253 comunidades indígenas habitantes de los bosques presentaron una declaración describiendo al Consejo Malayo de Certificación de la Madera (Malaysian Timber Certification Council – MTCC), como un programa que “ha causado, y sigue causando, una mayor marginación de nuestras comunidades”.
El sistema de certificación del Consejo Malayo de Certificación de la Madera (Malaysian Timber Certification Council, MTCC) fue creado para satisfacer la demanda de madera tropical certificada por parte de los mercados occidentales y el MTCC ha sido pionero entre los sistemas nacionales de certificación de los países tropicales al invertir realmente para lograr la aceptación del mercado europeo. Las delegaciones malayas, encabezadas por el ministro de industrias primarias, han visitado Europa varias veces, y la promoción activa de su propio sistema ha funcionado.
La minería ha sido una de las actividades que el reparto internacional del trabajo le ha impuesto a los países del Sur ricos en recursos naturales. Pero en ninguno de los casos eso ha redundado en el bienestar general del país, y ha sido más bien una maldición (ver Boletín del WRM Nº 71).
Los Naso (también conocidos como Teribe) son uno de los primeros grupos que se establecieron en el territorio de Panamá. Después de varias expediciones armadas europeas, la población Naso se redujo drásticamente hasta el punto en que en el siglo XIX quedaban menos de dos mil. Actualmente existen aproximadamente 4.000 Naso a ambos lados de la frontera entre Costa Rica y Panamá, y en general viven en muy malas condiciones. En Panamá están localizados en la provincia de Bocas del Toro, en los bosques nordoccidentales que bordean el río Teribe, un importante afluente del río Changuinola.
El 8 de marzo pasado, tuvo lugar una gran movilización en la carretera BR-101 Norte del estado brasileño de Espírito Santo, en la localidad de São Mateus. Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, con nutrida participación de mujeres, cerca de 600 indígenas Tupiniquíes y Guaraníes, representantes de Quilombos (comunidades afrobrasileñas), miembros del Movimento de trabajadores rurales Sin Tierra (el conocido MST) y del Movimento de Pequeños Agricultores (MPA, integrante de Vía Campesina), ocuparon la carretera y detuvieron el tránsito.
Trazar los antecedentes de la presión estadounidense sobre la política ecuatoriana podría llevarnos muy lejos en el tiempo y muchas páginas. No obstante, para analizar los recientes sucesos podemos citar la cumbre ministerial del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) realizada en Miami en noviembre de 2002, en que Estados Unidos perdió poder y tuvo que aceptar la propuesta de Brasil de un "ALCA más flexible".