Les invitamos a reflexionar junto a una militante que desde sus procesos de lucha en Brasil, explora los procesos de resistencia y los desafíos que enfrentan. En esta reflexión, les invitamos además a sumarse a la resistencia colectiva, sean cuales sean sus propios contextos y espacios de organización. ¡La lucha continúa y la lucha es una!
Artículos del boletín
Este boletín demuestra que la lucha contra los monocultivos de árboles –y el modelo que representan– tiene mucha fuerza en el Sur Global, especialmente entre las mujeres. Ya sea en Indonesia, Tailandia, Liberia, Brasil o Colombia, las comunidades siguen en resistencia y han logrado avances.
Somos campesinas y campesinos de Indonesia, el mayor productor mundial de aceite de palma. En las últimas décadas hemos presenciado la proliferación de los monocultivos de palma aceitera en nuestros territorios, una expansión impulsada por empresas multinacionales con el apoyo del gobierno. Falsas promesas nos llevaron a aceptar programas de asociación para plantaciones que nos pusieron en riesgo de perder nuestras tierras. Lo que solían ser bosques y cultivos tradicionales, fueron sustituidos por monocultivos que sólo nos han dejado escasez de alimentos, deudas y la amenaza de inundaciones. Por esta razón, nos organizamos para poner fin a esta explotación y restablecer nuestro modo tradicional de vida. Y aquí estamos para compartir la historia de nuestra lucha.
Esta es la história de como nos hemos juntado, pueblos indígenas y campesinos, bajo el nombre de Territorio de Vida, Interétnico e Intercultural de Cajibío (TEVIIC) para enfrentar, en Colombia, a una de las multinacionales más grandes del mundo en producción de papel y cartón: Smurfit Westrock. Nuestro objetivo es avanzar en la Reforma Agraria desde la autonomía y las acciones de hecho.
Ya sea en Brasil, en medio de los monocultivos de eucalipto, o en Tailandia, rodeadas de plantaciones de palma aceitera, las mujeres sufren impactos específicos y están en la primera línea de la resistencia a estos proyectos que explotan y devastan la tierra en busca de ganancias. Esto es lo que nos cuentan dos activistas campesinas que luchan en defensa de la tierra, cada una en uno de esos dos países.
Dos líderes Joghban que participaron activamente en la lucha contra la invasión de sus tierras ancestrales por la Equatorial Palm Oil (EPO) nos cuentan sobre su proceso de resistencia victorioso. Su resistencia culminó en 2018 cuando el Estado les reconoció oficialmente parte de su territorio. Sin embargo, subrayan que esta lucha histórica aún continúa. “Vamos a resistir; siempre resistiremos, porque la tierra es importante para nosotros y para las generaciones futuras”, dijo Isaac Banwon, uno de los líderes.
El Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por su sigla en inglés) será lanzando en la 30a Conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, que se realizará entre el 10 y el 21 de noviembre próximos en Belém, Brasil. Esta iniciativa es presentada como una “nueva esperanza” para los bosques tropicales en todo el mundo. Sin embargo, está muy lejos de ser así.
A través de la historia de Uma Bai Netam, una mujer del pueblo Gond, en la India, el artículo que les recomendamos permite comprender cómo las mujeres de las comunidades tradicionales se ven especialmente afectadas por la política de monocultivo de árboles comerciales para la supuesta compensación de las áreas forestales destruidas por proyectos extractivos o de infraestructura.
En los últimos años, la 'energía' ha ocupado un lugar central en los principales debates que buscan soluciones al inminente colapso climático hacia el que se dirige el mundo. Desde la 'transición energética' y las 'energías limpias' hasta las críticas estructurales que cuestionan 'para qué' y 'para quién' se produce la energía, todo forma parte de este debate. Sin embargo, es necesario dar un paso atrás y reflexionar sobre la propia idea de 'energía'. Esta edición del boletín del WRM pretende contribuir a esta reflexión.
La raíz de la crisis climática que vivimos no está en la matriz energética, sino en la propia lógica de lo que se entiende por 'energía’. Aunque hoy resulte difícil de imaginar, la noción de energía no siempre existió. Se creó con un fin muy concreto: la acumulación de capital. Mientras sigamos naturalizando la ‘energía’ como un recurso esencial para la vida humana, nunca nos enfrentaremos a las verdaderas causas del colapso climático que estamos viviendo: un sistema social diseñado para concentrar riqueza.
A continuación se presentan algunos fragmentos de conversaciones que sostuvimos con personas que, aunque viven en continentes diferentes, comparten una misma elección: vivir sin energía eléctrica. Ya sea en el archipiélago indonesio o en la Amazonía brasileña, estos testimonios demuestran que la electricidad no es un recurso esencial para la vida humana. Por el contrario, para esas personas, lo esencial es prescindir de ella.
La soberanía alimentaria no puede alcanzarse aislada de la soberanía energética. Nuestra visión de la energía honra los ritmos de la naturaleza, valora la sabiduría de las y los ancianos y restablece el equilibrio entre los seres humanos y la Tierra. Porque en las cosmovisiones tradicionales africanas, la energía no existe separada de la vida. La era de los combustibles fósiles rompió este equilibrio, disociando la energía de la ética y convirtiéndola en una mercancía que se compra y se vende.
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